Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

Sigo sin saber escribir

Sigo sin saber escribir

A veces no sé qué escribir, y me asusto. Corro más rápido que las balas, me descompongo mejor que los cadáveres y doy mejor sombra que el sol, pero sigo sin saber qué escribir. Algo se llena, y se llena, y se llena, y se llena, y se llena, que ojalá explotase, pero sé que no va a hacerlo. Explotar en mil pedazos sería bonito; tendría un fin, un objetivo. Es un globo eterno, nube de veneno, que me llena por dentro. Dentro de mí cabe todo, una perfección de plenitud negra. Y sigo sin saber escribir. Sigo sin saber escribir, porque si supiera hacerlo, hubiese escrito esa carta de despedida hace mucho tiempo… Por ahora tan solo un prólogo.

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