Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

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Análisis de «Godzilla» (1954) – Primera parte

Análisis de «Godzilla» (1954) – Primera parte

TRABAJO FINAL DE HISTORIA DEL CINE SOBRE LA PELÍCULA GODZILLA (1954)

SAMUEL CERDERA GARCÍA

GRADO EN LENGUA Y LITERATURA HISPÁNICAS

-ÍNDICE

  • Justificación de la elección
  • Sinopsis
  • Ficha técnica
  • Contextualización de la película
  • Personajes
  • Influencias de la película
  • Director
  • Realización de la película
  • Motivos
  • Efectos especiales
  • Música
  • Influencia en otras películas
  • Creación de la franquicia
  • Valoración personal arco trazado por la asignatura
  • Bibliografía

 

  1. Justificación de la elección

Desde hace varios años me considero amante del cine japonés en todas sus vertientes. Aunque siento cierta predilección por el cine de kaijus[1] -o monstruos gigantes- junto al de terror, soy aficionado a indagar sobre la historia del cine nipón, sus características y los clásicos imprescindibles de la misma. La película original de Godzilla muy pronto se desmarcó como una película de obligatoria visualización para cualquier amante del cine japonés, y como tal, le di una oportunidad. Desde entonces se ha convertido en una de las películas a las que más estima guardo, -y la que me introdujo de lleno al mundo del cine japonés- por lo que realizar un trabajo sobre la misma es un placer más que una obligación. Además, debido a la banalización de la trama de la película, de lo cual hablaré posteriormente, sentía la necesidad de realizar un trabajo en el que se aclarasen las verdaderas intenciones del director, Ishiro Honda, a la hora de realizar esta película tan extraña e innovadora para la época. Asimismo, me parece interesante analizar la increíble influencia que ha tenido el personaje de Godzilla en Japón, convirtiéndose de manera oficial –año 2015- en embajador japonés, algo que muy pocas creaciones fílmicas pueden decir. Su nombre es sinónimo de cine japonés, y por ello, realizar un estudio sobre su primera película siempre me ha parecido algo interesante, y ahora, gracias a esta asignatura, tengo la oportunidad de realizarlo.

 

  1. Sinopsis

La película comienza ofreciéndonos distintos desastres acontecidos a varios barcos que realizan sus faenas en los mares de Japón. Tras la impresión inicial, y sin saber la causa de esos accidentes, un pueblo es arrasado por lo que se presume al principio como un temporal. Debido al descontento general de la sociedad nipona un grupo de expertos es llevado a la población que ha sufrido la catástrofe, viéndose por primera vez la causa de la calamidad; un ser gigante, semejante a un gran dinosaurio, es el causante de tal destrucción. El profesor Yamane, encargado de encontrar un motivo lógico a la aparición, llega a la conclusión, debido a unos restos de estroncio 90 hallados en un trilobites que se encuentran junto a una huella de Gojira –así llamado por una antigua tradición procedente del pueblo arrasado- que las pruebas atómicas han despertado de su letargo al temido monstruo. Tras una aparición en falso en la bahía de Tokyo, en su segunda intentona, inmune por completo a los intentos de los militares y a su arsenal, Godzilla[2] arrasa gran parte de la urbe, siendo un auténtico desastre nacional.

A la vez que sucede esto, Emiko, hija del doctor Yamane, trabaja para un conocido de su padre, también doctor, Daisuke Serizawa. Serizawa, que siente una pasión amorosa no correspondida hacia Emiko, le confiesa a esta que él conoce una solución para acabar con Godzilla. Esta solución, ideada por él, recibe el nombre de “destructor de oxígeno”, una solución que es capaz de acabar con cualquier ser vivo al instante si se acerca a su reacción. Primero reticente a utilizarla, ya que sabe que su potencia, usada en lo militar, podría ser fatal para la humanidad, al observar las imágenes de la destrucción de Tokyo, no tiene más remedio que aceptar a acabar con el monstruo. Serizawa y Ogata, pareja sentimental de Emiko, son los encargados, mediante trajes de buzo, de activar el dispositivo en mitad del océano, lugar de descanso de Godzilla. En el último momento, cuando la reacción está haciendo su efecto, Serizawa, temiendo que alguna persona consiga sonsacar el secreto de este potente aparato, corta su cable y decide suicidarse en valiente acción junto a la bestia. La película finaliza con una imagen del esqueleto de Godzilla saliendo a la superficie, mientras que el doctor Yamane afirma que teme que otro Godzilla, en otro lugar, pueda volver a aparecer si las pruebas atómicas siguen siendo un hecho.

 

  1. Ficha técnica

Nombre: Godzilla, Japón bajo el terror del monstruo / Godzilla, King of the Monsters / (ゴジラ Gojira).

Director: Ishirō Honda.

Producción: Tomoyuki Tanaka.

Guion: Takeo Murata e Ishirō Honda.

Música: Akira Ifukube.

Reparto:

  • Akira Takarada como Hideto Ogata.
  • Momoko Kōchi como Emiko Yamane.
  • Akihiko Hirata como Daisuke Serizawa.
  • Takashi Shimura como el doctor Yamane.
  • Haruo Nakajima como Godzilla y reportero.
  • Katsumi Tezuka como Godzilla y editor del periódico

Fotografía: Masao Tamai.

Productora: Toho.

Distribuidora: Toho.

Duración: 96-98 minutos.

País: Japón.

Idioma: japonés.

Presupuesto: ¥62 million ($175,000).

Recaudación: ¥152 million.

Fecha de lanzamiento: 3 de noviembre de 1954 (Japón) / 27 de abril de 1956 (EE.UU) [3]/ 5 de noviembre de 1956 (Madrid) / 6 de noviembre de 1956 (Barcelona)[4]

 

  1. Contextualización de la película

Nos encontramos en una sociedad japonesa de la posguerra. Las fatales consecuencias de la segunda guerra mundial eran todavía visibles, y aunque el proceso emergente del milagro económico japonés se estaba acercando, la situación era todavía de crisis. Toda actividad cultural se subordinó al interés general por excelencia; rehacer Japón desde los cimientos y las ruinas que habían dejado los bombardeos. Debido a que todo el interés monetario acabó yendo a los intentos de reconstrucción de Japón, el presupuesto para la cultura, y por lo tanto para el cine, fue extremadamente bajo tanto en la década de los cuarenta como de los cincuenta, siendo pocos los directores que pudieron sobresalir teniendo en cuenta esta barrera.

No obstante, pese al motivo económico, de forma sorpresiva la década de los cincuenta se convertirá en la más fructífera para el cine japonés, pues algunos de los más grandes directores de toda su historia fílmica darán a luz algunos de sus mejores proyectos en estos años. Los terribles acontecimientos de la gran guerra junto a la libertad de expresión conseguida debido a la caída del nacionalismo japonés fueron un motivo de inspiración trascendental para los directores nipones. Tal es así que muchos la catalogan como la “década de oro del cine japonés”, década donde su filmografía alcanzó su verdadero cénit cinematográfico.

Para ejemplificar esta realidad, podemos ver más abajo algunos ejemplos que certifican la calidad que alcanzó el cine japonés en la década de los cincuenta:

  • Rashōmon (1950): la década se inicia con la obtención de un “Oscar a la mejor película extranjera” por parte del legendario director Akira Kurosawa gracias a su película Rashōmon.
  • Cuentos de Tokio (Tokyo Monogatari, 1953): de Yasujirō Ozu, para algunos se trata de una de las mejores películas de la historia del cine universal.
  • Los cuentos de la luna pálida (Ugetsu monogatari, 1953) del director Kenji Mizoguchi fue premiada con el “León de Plata” en el festival internacional de cine de Venecia.
  • En 1954, quizás el año más trascendental para la historia del cine japonés, nos encontramos con dos de las películas más influyentes que el cine nipón ha enseñado al resto del mundo. Por una lado Akira Kurosawa volvió a impresionar al mundo –ganando un Oscar con ello- gracias a su opera prima Los siete samuráis (Shichinin no samurái). Por el otro lado, Ishiro Honda lanza su potente y terrorífica Godzilla (Gojira), película que cambiará para siempre todos los esquemas en la filmografía nipona. Junto a estas dos películas, La puerta del infierno (Jigokumon) –del director Teinosuke Kinugasa – consiguió ganar el “Oscar a mejor vestuario” el mismo año.
  • Hiroshi Inagaki volvió a conseguir para Japón un Oscar a mejor película extranjera, en este caso por su primera parte de la trilogía conocida como Samurai I (1955).
  • Algunos de los mejores clásicos japoneses, aun no siendo premiados en festivales internacionales, vieron la luz en esta época: Vivir (Ikiru, 1954) El arpa birmana (Biruma no tategoto, 1956) Buenos días (Ohayō, 1959) o Los tres tesoros (Nippon Tanjō, 1959).

 

  1. Personajes

Desde mi punto de vista, más allá de estar caracterizados como los personajes típicos de una película de ciencia ficción, representan algo más. En ellos observo una metáfora del pueblo japonés, siendo cada uno de ellos una especie de símbolo que encarnaría las preocupaciones propias de la sociedad japonesa de la época. Dicho esto, la caracterización de los personajes principales es la siguiente:

-Doctor Yamane: zoólogo interesado en la aparición de Godzilla. Él sabe que es una amenaza para la humanidad, pero a la vez se apena por los intentos de exterminar al monstruo, ya que estudiarlo podría ser muy interesante en el sentido científico. Representa el papel del pueblo japonés de la época, preocupado por las consecuencias de la energía nuclear, pero a la vez sabedor de las ventajas que esta puede aportar. Es quien abandera el mensaje antinuclear –en lo bélico-, vaticinando una posible llegada de otro Godzilla.

-Serizawa: joven veterano de la segunda guerra mundial, por culpa de la cual perdió un ojo. Abatido por la no correspondencia de Emiko a la vez que por sus recuerdos de dicho conflicto, el descubrimiento del destructor de oxígeno termina por ahogar su tranquilidad. Él teme ante todo que el poder de destrucción de este nuevo artilugio pueda caer en malas manos, idea que al final acaba por ser la causante de su suicidio. Representa el código de honor japonés, el Bushidō[5], pues sabiendo que una de sus acciones tendrá una repercusión futura fatal, antes decide acabar con su vida para no causar problemas a sus congéneres –una actitud muy japonesa conforme al honor típico impuesto por sus normas sociales-. Además no hay que obviar el hecho de que es un ex combatiente de la segunda guerra mundial, hecho por el cual podría ser denominado guerrero, y con ello, acercar su figura a la de los samuráis, los guerreros del Bushidō.

-Emiko: hija del doctor Yamane. Joven tímida pero decidida cuando las circunstancias lo requieren. Su papel es pasivo, obediente y subordinado al hombre, como era –y suele- ser común en la sociedad  japonesa, patriarcal y machista. Representa a la mujer tradicional japonesa, que cuida de los hombres en casa y siempre están a su servicio. Más allá del motivo amoroso, su relevancia en la trama es mínima.

-Ogata: pareja sentimental de Emiko. En contraposición con el doctor Yamane, tan solo desea la destrucción de Godzilla. Algo flemático e impulsivo, suele actuar más bien por intuición que de forma razonada. Representaría a los jóvenes japoneses de los años cincuenta, infelices con la situación del país y resueltos a cambiar las circunstancias mediante la protesta.

-Godzilla: dinosaurio antropomórfico mutante que despierta de su letargo debido a las pruebas nucleares realizadas por las grandes potencias del momento. Hostil y peligroso, arrasa la capital de Japón. Encarna el poder devastador de las armas nucleares y de la temida bomba H. Es una metáfora de la destrucción que estas armas pueden ejercer.

 

  1. Influencias de la película

Pese a que en multitud de ocasiones se ha referido a Godzilla como la iniciadora del género de Kaijus, es importante destacar que películas anteriores, sin saberlo, reunían las características necesarias para ser introducidas en este género fílmico. Estas producciones serán las que ejerzan una primera influencia en la película de la que estamos tratando. Podemos nombrar: King Kong (1933), Wasei Kingu Kongu [6](1933), La Bestia de Tiempos Remotos (The Beast from 20,000 Fathoms, 1953), o La humanidad en peligro (Them!, 1954). Todas ellas poseerán rasgos que de una forma u otra Godzilla encarnará.

Otra influencia capital en lo narrativo será el suceso acaecido a un barco japonés de nombre Daigo Fukuryū Maru el 1 de marzo de 1954, barco que fue expuesto a una lluvia radiactiva causada por una bomba de hidrógeno. Este suceso conmocionó a la sociedad japonesa y en gran parte al resto de países debido a que el seguimiento de la recuperación de los tripulantes fue bastante documentada, incluyendo el hecho de que supuso un fuerte debate político contra EE.UU. El inicio de la película desde el punto de vista de un barco no es aleatorio, pues Ishiro Honda, en honor al tripulante que tristemente acabó por fallecer, decidió comenzar su narración con el punto de vista de un barco.

(El barco ardiendo y hundiéndose tras el ataque de Godzilla)

 

  1. Director

Ishirō Honda (Asahi, Yamagata, 7 de mayo de 1911 – 28 de febrero de 1993, Tokyo) fue uno de los más influyentes directores japoneses de la historia. Desde joven sintió preocupación por el arte, estudiando bellas artes en la universidad. Pronto se enfocó hacia el mundo del cine, donde en sus primeros años fue asistente de cámara del afamado Akira Kurosawa. Durante los convulsos años del imperio colonial japonés Ishirō Honda tuvo que servir en el ejército imperial, donde acabó siendo prisionero de guerra en China.

Tras poder volver de su encierro continuó con el cine, en esta ocasión ya como director a tiempo completo. Consiguiendo un trabajo en la famosa compañía nipona Tōhō, allí conoció a quien sería la pieza más importante de sus futuras películas, Eiji Tsuburaya, genio de los aún primitivos efectos especiales. Juntos crearon lo que pasaría a llamarse Tokusatsu, que podría entenderse como la palabra japonesa para hacer referencia al cine de ciencia ficción donde los efectos especiales son abundantes. Introducido en el Tokusatsu, el género de los Kaijus será en el que estos dos creadores destacaran sobre el resto.

Algunas de las películas más importantes de Ishirō Honda serán:

-Nangoku no hada (1952)

Taiheiyo no washi (1953)

Godzilla (Gojira, 1954).

-Godzilla contraataca (Gojira no gyakushû, 1955).

-The Mysterians (Chikyû Bôeigun1957).

-Varán el increíble (Daikaiju Baran, 1958)

-Batalla en el espacio exterior (Uchū Daisensō, 1959).

-Mothra (Mosura, 1961).

-King Kong vs Godzilla (Kingu Kongu Tai Gojira, 1962).

Dogora, el monstruo del espacio (San daikaijû: Chikyû saidai no kesse, 1964)

-Invasión extraterrestre (Kaijû sôshingeki, 1968).

Los hijos del volcán

(Sora no Daikaijū Radon, 1956).

Tras una extensa carrera realizando películas, en 1975 dejó de lado la dirección, relegándose él mismo a puestos en exclusiva de ayudante. En 1993, debido a un fallo respiratorio, falleció en la ciudad de Tokyo.

 

Notas a pie de página

[1] No es baladí señalar las principales características de este género, ya que facilitará la comprensión del trabajo:

-Monstruos gigantes que resultan ser una amenaza contra la humanidad.

-Suelen luchar entre ellos, y algunos son protectores de los humanos.

-Suelen destacar, más allá de su tamaño, por poseer alguna capacidad especial (lanzar fuego por la boca, volar, ser inmunes a la electricidad…).

[2] El término ´Gojira`, debido a su complicada pronunciación, sufrió un proceso de romanización o occidentalización realizado por sus propios creadores en su estreno americano, pasando a llamarse Godzilla.

[3] Estados Unidos realizó una americanización de la película, Godzilla, The King of the Monsters, de la que hablaré posteriormente, la cual se lanzó el año expuesto más arriba. Una versión subtitulada de la película original fue distribuida a los cines americanos el mismo año del estreno de la película japonesa, aunque de forma más bien tímida.

[4] En España se duda todavía sobre qué versión llegó a nuestros cines, si la intacta japonesa o la americanización realizada por EE.UU. Sabemos con certeza que, según la base de datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, estas son las fechas exactas de su estreno. La duración expuesta es también de 98 minutos, igual que la versión japonesa. Además, no aparece ninguno de los participantes americanos, por lo que nos podría indicar que sin duda en los cines españoles se pudo ver la versión original. No obstante, teniendo en cuenta que la fecha de estreno es la misma que la del “remake” americano, 1956, podría hacernos dudar sobre la veracidad de estos datos.

[5] El camino del guerrero, código tradicional del pueblo japonés que procede de los samuráis, pues estos vivían conforme a las leyes morales expuestas en esta tradición.

[6] Imitación japonesa de la película King Kong estrenada ese mismo año. A día de hoy se considera perdida, pero ejerció gran influencia a Ishiro Honda

 

No *preocuparse, que el jueves se viene la segunda parte. Espero que os haya gustado.

 

Reseña de «Diez negritos» (Agatha Christie)

Reseña de «Diez negritos» (Agatha Christie)

Dios es mujer porque Dios es Agatha Christie.

Y ya. Podría dejar la reseña ahí. No es necesario decir más.

Es broma. Las obras de Agatha Christie -las que he podido leer-, son dios. Ella como persona quizás no tanto, pero eso es algo ajeno a su calidad literaria, aunque no por ello dejaré de comentarlo.

Diez negritos es una auténtica obra maestra, y no por nada se considera que es uno de los diez libros más vendidos de la historia -siendo la propia Agatha la autora más vendida de la historia y todas sus obras lo tercero más leído detrás de Shakespeare y La Biblia). Muchas veces creemos que los clásicos, pese a ser clásicos, deben parte de su fama al azar o a que los críticos lo han querido escoger así. Tal vez simplemente son fuente de influencia máxima, pero no por ello válidos para la lectura actual. Pero no nos damos cuenta que en casi todas las ocasiones los clásicos lo son por algo; porque son los mejores en su género. Y este es, sin duda, el caso de Diez negritos. Una novela que en absoluto se sale de la tónica general de la maestra del suspense pero que pese a ello es el ejemplo perfecto de cómo escribir posiblemente una de las mejores novelas de misterio de la historia.

Aparecen los personajes tipo tan característicos de sus obras y de la novela de misterio de la época: el mayordomo, el médico, el policía, el detective, el general… No falta casi ninguno.  Como es propio en estos personajes no destacan en absoluto, pero lo que Agatha Christie hace con mayor maestria que la mayoría de escritores es utilizarlos para crear un tejido narrativo perfecto. Utiliza cadáveres literarios para crear una trama y un misterio que ni con el mejor personaje de la historia podría haberse creado. No le hace falta dar demasiada profundidad a sus personajes -da la justa para brindar de sentido a la historia- sino que la profundidad recae en la perfección del misterio, que normalmente coincide con cómo se ha producido el crimen. Y, no hace falta decirlo, nadie mataba mejor -en el sentido del misterio- en las novelas que Agatha Christie.

A partir de ahora van a volar los SPOILERS, así que los interesados en leer la novela, absteneos de leer más. Quisiera primero poner el poema en que se basa la totalidad de la novela:

Ten little nigger boys went out to dine;
One choked his little self, and then there were nine.

Nine little nigger boys sat up very late;
One overslept himself, and then there were eight.

Eight little nigger boys traveling in Devon;
One said he’d stay there, and then there were seven.

Seven little nigger boys chopping up sticks;
One chopped himself in half, and then there were six.

Six little nigger boys playing with a hive;
A bumble-bee stung one, and then there were five.

Five little nigger boys going in for law;
One got in chancery, and then there were four.

Four little nigger boys going out to sea;
A red herring swallowed one, and then there were three.

Three little nigger boys walking in the zoo;
A big bear hugged one, and then there were two.

Two little nigger boys sitting in the sun;
One got frizzled up, and then there was one.

One little nigger boy left all alone;
He went out and hanged himself and then there were None

 

Este poemilla es la base de todos los asesinatos. El asesino, que después gracias al epílogo se descubre que es uno de los diez personajes (el juez Wargrave), encarnados en los diez negritos que canta la canción, quiere realizar el asesinato perfecto basándose en esta canción que escucho cuando era un niño. La maestría de basar la trama en este poema es absolutamente mágica, pues una vez que el lector se da cuenta, antes de que el personaje de Vera Claythorne lo haga, de que los asesinatos se van desarrollando tal cómo dice el poema, uno está una y otra vez, a medida que avanzan las páginas, volviendo al poema para averiguar si efectivamente el asesinato se ha desarrollado según lo previsto. Esto es jugar con el lector como muy pocas veces se había hecho hasta la fecha. Todo está escrito, la canción admite que van a morir todos, y uno intenta hacer sus propias cabalas para averiguar como sucederá todo, para después Agatha Christie borrar todo de tu cabeza y darte la verdadera respuesta a los hechos.

Y desde luego, casi nadie creo que lo pudiera averiguar a la primera. La misma Agatha Christie admitió -lo podéis ver aquí– que sin duda es lo que más le costó en toda su extensa carrera literaria. Es muy difícil crear una serie de asesinatos, a la vista del lector, imposibles, y luego mediante un epílogo hacer que todos hayan sido cometidos bajo la más estricta perfección. Se nos dan falsas pistas que pueden inducir a acusar falsamente a uno de los personajes. Yo en lo personal creía que el primero en morir, el joven fornido que responde al nombre de Anthony Marston, era el asesino. Pensaba que su envenenamiento era falso y que tan solo aparentaba su muerte. Una vez fallecido para todos sus compañeros sería muy fácil asesinar al resto sin levantar una sola sospecha. Pero es obvio que me equivocaba. El asesino es el quinto en morir, pero mediante una muerte fingida. El juez Wargrave es, aparte de un maniático psicópata, un hombre con una enfermedad terminal. En su vida siempre quiso, ilusión enfermiza de persona con ínfulas de dios, cometer el mejor crimen que se haya visto. Se cansó de juzgar, se aburrió de ver, por lo que pasó a la acción. Jamás nos imaginamos que el asesino ya está muerto, que apenas le quedan días, que nada tiene ya que perder. Envenena y asesina a unos, finge su propia muerte con la ayuda del médico, Edward Armstrong, y una vez se deshace de este, tiene vía libre para asesinar al resto -e inducir, en apoteósico final, el suicidio de la última superviviente-. Pero una vez siendo el último con vida, se suicida, dejando su cuerpo en las circunstancias perfectas para que la policía jamás pueda resolver el caso. Según la investigación policial posterior se pueden tener sospechas de los últimos en morir, pero jamás adivinar quién ha sido; es realmente el crimen perfecto. El único fallo del juez es, por vanidad tal como admite en el epílogo, redactar pormenorizadamente cómo asesinó a cada uno. Esta declaración la introduce en una botella antes de suicidarse en la isla donde todo ha ocurrido, botella que es encontrada tiempo después.

(ilustración de el juez Wargrave, por Esperanza Peinado)

Exasperante es, en el buen sentido desde luego, tener que esperar hasta las dos últimas hojas para averiguar la verdad sobre el crimen. Como suele pasar en todas estas novelas la resolución del caso no se descubre hasta las últimas hojas, y esto hace que el lector no quiera dejar de leer hasta ver cómo ha ocurrido todo. A mi parecer es el mejor tipo de novela para asegurarse de que uno va a estar leyendo sin parar hasta terminar el libro. Al humano, morboso por naturaleza, no le gusta algo más que el crimen, e incluso más que eso, los detalles de cómo este se ha cometido. Nos encanta meternos en la mente del loco, del asesino, intentar entenderle aunque sea difícil, y en este caso realmente es fácil. Los nueve personajes restantes, aunque en un principio se cree que el juez también, son culpables de uno o varios asesinatos, aunque judicialmente no pudieron ser juzgados. El médico comete una negligencia médica por operar borracho, el general manda a la muerte al joven amante de su mujer, el policía acusó a alguien inocente… Ya me entendéis, personas totalmente culpables de un asesinato pero que han podido librarse debido a su alto rango o a que la justicia no contempla esas decisiones como homicidios. Y esto a nuestro juez no le gusta, pues él sabe que son culpables. Son muchos años juzgando a las personas y viendo cómo algunas de ellas se libran por la torpeza de lo judicial. Por eso nos vemos representados con el juez. Sí, es un asesino frío, despiadado, pero no hay que olvidar que su crimen perfecto lo comete asesinando a asesinos. Es un hombre que tarde o temprano morirá, qué mejor que haciéndolo matando a asesinos creando, en cierta medida, una obra de arte con ello. Es perfecto. No puede haber asesino más justo. Y eso es lo que pretende y hace de forma magistral la autora.

No tengo nada más que añadir respecto a lo literario, es intachable. Un pequeño apunte más. Sí me gustaría añadir algo respecto a cómo trata Agatha Christie a ciertos personajes. No es ningún misterio que Agatha Christie era una persona muy conservadora y bastante racista. Ya desde el título original del propio libro, Ten little niggers, a las menciones continuas del carácter hostil y agarrado de los judíos. Incomoda, no voy a decir que no. Es tristemente algo muy común en toda la literatura universal; la misoginia y el racismo, por poner dos ejemplos, son dos realidades que tristemente nos han acompañado a lo largo de nuestra historia, y algunos autores mostraban más que otros su forma de pensar, y Christie era una de esas personas que no tenía en absoluto miedo a reflejarlo en sus libros. Algunos dicen que lo hacía como muestra del carácter de sus personajes, pero es innegable que ella así veía el mundo que le rodeaba. La única pega, que tantas veces tenemos que sufrir los lectores actuales cuando vemos pensamientos añejos y de otros siglos reflejados en nuestros clásicos más queridos. 

 

 

Reseña de «Azaña» de Carlos Rojas

Reseña de «Azaña» de Carlos Rojas

Es una reseña un tanto difícil debido a que es una novela histórica con gran cantidad de datos biográficos del personaje que da título a la obra, Azaña. Más bien diría que es una biografía con ansias de novela histórica, ya que salvo detalles muy puntuales todo lo que se narra es estrictamente histórico y real. Os podéis imaginar lo que da de sí una novela histórica que narra los acontecimientos principales de la vida de Manuel Azaña con presidente de la República española, y de cuántas maneras se puede entender dichos hechos. Mencionado esto para avisar sobre posibles vertidos ideológicos en esta reseña, comencemos.

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Foto extraída de https://www.elconfidencialdigital.com/

Estamos ante todo un Premio Planeta (edición de 1973), por lo que se presupone su calidad literaria. No obstante después hablaré de este conocidísimo premio literario español (el 2º en el mundo tan solo detrás del Nobel en cuanto a su dotación económica) que quizás no tenga demasiadas razones para ser admirado.

Azaña es un libro bastante arriesgado para su época. Pese a que la dictadura franquista se encontraba en sus últimos días, esta seguía siendo un hecho junto a su censura. Es llamativo cómo se habla abiertamente de ideologías políticas de izquierda sin ningún tipo de denotación. Se estudia de forma concienzuda el bando republicano y cómo este, con sus incapacidades, afrontó una guerra que ellos no comenzaron y vieron venir de repente. Se ensalza a personajes de la república a la vez que se desmitifican otros tantos. No obstante, pese a narrar y detallar la crudeza de la guerra, hay un motivo trascendental por el cual esta obra pudo ser publicada en este año; se obvia por completo el punto de vista sublevado. Se narran las acciones -conquistas de ciudades, bombardeos, mensajes- pero no se acompaña de una descripción objetiva, ni subjetiva, de los horrores que obviamente también podían verse en el lado fascista, necesarios para entender la cuestión al completo. Solo hay un horror, y ese es el del bando republicano. Debido a esa falta de detalle sobre la otra facción, oportunamente traída a cuenta, el libro puede desenvolverse en un halo de política incesante. Es una especie de «bien queda» obvio debido a las circunstancias de la época.

Se desarrolla desde una primera persona. Un Azaña viejo, destrozado por lo que ha tenido que vivir en la guerra y por los fallos que sabe que ha cometido. A veces ese Azaña se sale del propio Azaña, y llega a discernir que todo es ficción, un libro, pero los que lo acompañan lo toman como desvaríos de un individuo que ha vivido ya demasiado en las peores circunstancias. La calidad literaria del libro es máxima; poco está escrito al azar o por rellenar. Cuando no se habla de momentos clave de la Guerra civil española (el golpe de estado de julio del 36, la batalla del Ebro, el problema catalán. la resistencia de Madrid, la insurrección de los anarquistas en Barcelona…) también se habla de sucesos que un muy personal Azaña -este Azaña literario por supuesto- considera tan o más importantes que los mayores movimientos de tropas de la guerra. Este Azaña le da una importancia suma a la salvación de las obras de arte del museo del Prado. Durante bastantes pasajes del libro se ve cómo una de sus máximas prioridades es mantener a salvo las obras hasta que estas lleguen a la frontera.

Mucho interés tienen las conversaciones una vez ya exiliado, en Francia, donde conociendo a un obispo afín a sus ideas, mantiene conversaciones interminables sobre su vida y el mundo que les rodea:

-Más allá de esta monserga, no hay nada – córtame el obispo, pesaroso-. Se termina todo, como al final del universo, donde ni siquiera cabe el vacío.

-Cabe el fascismo. De cristiano poco tiene.

-Es puro romanticismo pagano -asiente monseñor-. El último convencimiento de que el hombre no fue creado a imagen de Dios, sino de la raza. El fascismo, sin embargo, no sobrevivirá esta guerra. Usted lo auguró con toda certeza.

No obstante a veces considero estas conversaciones demasiada introspectiva, llegando incluso a veces a lo metafísico. A veces es difícil seguir al ficticio Azaña cuando se encuentra más separado de la vida terrena. Sus frases son inconexas, a la vez se arrepiente de algo como lo exalta. Entiendo la intención del autor de crear con todo esto un personaje mucho más realista y vivo, pero teniendo en cuenta que gran parte de la obra se desarrolla en la extrema verosimilitud de los hechos, es algo que a mí en lo personal me distrae un poco de la intención general del texto.

Uno de los puntos fuertes de la obra son las ya mítica discusiones de Azaña -por llamarlas de alguna forma- con su enemigo político, Negrín. En la vida real no se aguantaban y se muestra así muy bien en la obra. Pero aun guardándose un odio eterno, lo cruel de las circunstancias hace que entre ellos se forme una especie de amistad de necesidad; solo ellos saben, más allá del odio mutuo que se tienen, lo duro que han sido los últimos años, por lo que se necesitan cerca para entender lo difícil que ha sido todo.

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(Juan Negrín)

Por ello Azaña está encarnado como un hombre totalmente derrotista. Muy humano, quizás demasiado humano. Se sabía de él que era un hombre sensible, con preocupaciones literarias y dramáticas. Muchos por ello consideraban que era más escritor que político. Pero pese a ello me parece que se da un toque exagerado al personaje. Y tampoco se le excusa con las circunstancias. Se le atribuyen todos los fallos de la derrota republicana cuando esta fue un cúmulo de circunstancias, históricas, sociales.,políticas y militares, que nadie podría haber cambiado jamás. Aun con ello, cuando la narración se centra en los acontecimientos históricos, te crees de pleno al Azaña caracterizado en la obra, y eso es todo un logro. No puede decirse que sea una novela histórica, más bien se trata de un libro de historia novelizado.

Y por último, como he prometido, quería hablar del famoso Premio Planeta. A partir de aquí todo lo escrito se basa completamente en un punto de vista subjetivo. El Premio Planeta no es lo que dice ser, y son muchas las pruebas. Si queréis un análisis más extenso sobre por qué es casi una farsa, podéis leer esta entrada de El confidencial donde se explica de forma detallada. De forma resumida, el ganador o ganadora del premio se conoce mucho antes de la entrega de premios. Se ponen en contacto con los escritores para que estos, por el sustancial premio, escriban una novela que se sepa va a vender. El objetivo sería premiar una novela, no con la mayor calidad u originalidad, sino llamativa, que venda, para que así Planeta con la posterior edición, hablando claro, se forre. En el año 1994 los grandísimos escritores Ernesto Sábato y Miguel Delibes admitieron que les habían ofrecido ganar el premio. Buscan un perfil famoso o totalmente novedoso, para ganar crédito por ello.

Así que, entendiendo esto… ¿Quién nos dice que esto no fue una estrategia para vender más y mostrar una falsa libertad de expresión? No tengo ninguna prueba, en absoluto. Carlos Rojas es un escritor totalmente respetable que lleva toda su vida escribiendo sobre historia, y seguramente no sepa nada de esto. Pero a mí, simplemente, me huele.

Por lo demás un libro totalmente recomendable para todos aquellos que gusten de una novela ambientada en la guerra civil española, y sobretodo, interesados en la figura de Azaña.

Reseña de «Harry Potter y la cámara secreta» (J. K. Rowling)

Reseña de «Harry Potter y la cámara secreta» (J. K. Rowling)

Hace unos pocos meses hice una reseña de la primera entrega de la saga de Harry Potter. Si alguien está interesado en leerla, haced click en Doge.

Llego tarde a estas lecturas tal y como dije en la anterior reseña, y en esta me he dado aún más cuenta de ello. Intento buscarle lógica, quizás extrema, a todas las acciones de los protagonistas. Ya me quejé de ello anteriormente, y no es justo que lo haga pues aquí lo que prima es la fantasía, pero no puedo evitar hacerlo. Es algo que un niño no buscaría tanto, pero cuando eres adulto ves que sus acciones en ocasiones rozan lo absurdo, incluso para la mente de un niño. Un buen ejemplo de ello es cuando tienen toda la información necesaria sobre quién, o mejor dicho qué, está petrificando a los alumnos de Hogwarts, el terrible basilisco, dirigiéndose por ello a la sala de profesores para contarlo todo. Se esconden en un primer momento en el armario de dicha sala, y al escuchar la conversación, la cual trata sobre el cierre inminente de la escuela ante tales acontecimientos, deciden tomarse la justicia por su mano al enterarse de que la última víctima del basilisco ha sido Ginny Weasley, hermana de Ron. Deciden enfrentarse a un animal mitológico, al posible heredero de Slytherin, ellos solos, teniendo la oportunidad fácil, y obvia, de pedir ayuda a los profesores. No tienen por qué tener ningún miedo, el profesorado accedería a cualquier premisa antes que cerrar el colegio. Esa tenaz insistencia en que nuestros tres queridos protagonistas sean los únicos que se dan cuenta de lo que sucede en el colegio -colegio dirigido por el **** Dumbledore, uno de los más grandes magos de toda la historia- es algo que no me termina de calar, demasiado artificial y buscado a trompicones. El torpe de Harry Potter siempre está ahí en medio por casualidad. Destino sí, pero un destino que a veces cansa. Otro ejemplo de estas acciones poco lógicas es el hecho de mantener a Lockhart como profesor; es obvio que los profesores conocen su ineptitud. Supongo que Rowling necesitaba un plotwist a la vez que un personaje ridículo para darle el toque chistoso al asunto.

Esa sería mi principal queja, aunque desde luego hay muchas cosas positivas del libro. Me ha gustado bastante más que el primero. Pese a ser todavía bastante infantil -la saga adquiere un tono más maduro a partir de la cuarta entrega según he podido entender, a medida que crecieron los fans-, por lo menos se ahorra todo lo sentimental referente a los personajes.

Ya entendemos los lazos entre ellos, ahora, más allá de la creación de otros, todo adquiere un tono más narrativo. A mi parecer la narración era bastante más diluida en el anterior libro -todo sucedía de forma más paulatina y como de casualidad-. Aquí los personajes buscan el misterio -la cámara de los secretos- y se topan de lleno con él. Se centra en menos detalles del mundo mágico -los sigue habiendo y se agradece, pues a mi parecer es de lo más interesante en la saga-, y la historia cobra más importancia. Ahora los protagonistas son más activos y van en busca del misterio.

No obstante se nota que los personajes están escritos hacia una perspectiva infantil. El malo es muy malo -Lucius Malfoy por ejemplo, se sabe que es un malo malísimo desde el primer momento de su aparición, el personaje no se mueve de ahí- y que los buenos son muy buenos. Apenas hay medias tintas en cuanto a lo moral. Es esa falta de madurez la que en esta segunda entrega hace que todavía sea bastante infantil todo lo que se respira. Como dije en la anterior reseña, los personajes están muy bien dibujados debido a esto que comento ahora; se distingue muy bien quién es quién, pero eso le quita un poco de «realismo» a la hora de dibujar los personajes; no todos somos siempre perfectos. Pero lo dicho, es un libro para niños, y todo lo anterior dicho por mí sobra. Además, aunque sea dentro de la misma moral, los personajes avanzan a través de la saga y les vemos crecer, lo cual tiene bastante encanto.

Por último me gustaría hacer un apunte algo tonto pero que me tiene bastante cabreado. Me he leído la edición española de Salamandra. Sé que tiene muchas críticas debido sobre todo a la escasa calidad de sus portadas, pero yo tengo otra queja. Es un spoiler horrible, y es bastante fácil ver por qué.

En la portada sale el niño elegido luchando contra el basilisco. Con la espada ya y todo y con el Fenix haciendo acto de presencia. Muy bien que el libro sea principalmente dirigido para un público joven, pero te aseguro que no son (eran más bien, esta edición es bastante vieja ya) lo suficientemente tontos como para no darse cuenta de que la portada destripa algo muy trascendental de la trama, por no decir simple y llanamente que jode totalmente la historia.

Voy cogiéndole gusto a la saga con mis 23 añitos, ya puedo decir que soy medio fan. Estoy esperando a tener un poco de tiempo para leerme la tercera parte y deciros qué me parece.

Reseña de «Dos historias para no dormir» (Stephen King)

Reseña de «Dos historias para no dormir» (Stephen King)

(Imagen sacada de Goodreads)

Dos historias para no dormir se trata de un compendio de dos historias cortas de terror del maestro Stephen King. Originalmente estas dos historias fueron lanzadas junto a otras en una antología de cuentos de 1985 llamada Skeleton Crew, la cual en España en su momento fue lanzada en cuatro volúmenes distintos. No hace falta dar explicación alguna de quién es el autor o qué estilo tiene, por lo que paso directamente a analizar los dos cuentos que en el libro aparecen: La barca Nona.

La primera de ellas es puro Stephen King de serie B. No lo digo de forma negativa, sino que es ese estilo suyo tan característico que imita a las películas de clase B de los 50 y los 80. Un grupo de amigos que está en la universidad tras una tarde de cervezas tiene la disparatada idea de ir a una laguna cercana en pleno mes de octubre, cuando ya nadie, por el frío, va a ese lugar. Una vez que van allí ven que la plataforma recreativa de los dueños de la laguna todavía está allí, sin retirar, por lo que deciden nadar hasta ella. Esta acción será un error que poco después se arrepentirán de haber cometido, pues a la vez que se suben sobre la barca una especie de mancha negra, semejante al petróleo, se acerca hacia ellos a toda velocidad por la superficie del agua, cercándoles y pareciendo realmente peligrosa.

El SPOILER de todo esto es que [la mancha se trata de una especie de extraño monstruo que obnubila a todo aquel que la mira, y cuando consigue que sus presas estén distraídas, las disuelve con su cuerpo para crecer con ello. No se nos dice qué es el monstruo, quedando la historia con un final abierto y misterioso. Al final solo uno de los jóvenes sobrevive, pero desesperado tras ver la muerte horrible de todos sus amigos, decide suicidarse lanzándose directamente contra la mancha negra]

La narración está acompañada de las clásicas dosis de violencia, gore, erotismo y terror propios de King, por lo que no falla en su cometido. Los personajes son arquetipos, apareciendo el aplicado, el musculitos, la chica sexy y la chica algo tímida. En esto no renueva nada la literatura de King, quien se limita a hacer lo que mejor se le da. Podría ser una película mala e insulta de los años 80, pero siendo en este caso una historia de Stephen King aderezada con una buena narración y excelentes descripciones, como siempre. Es de lectura sencilla como se puede imaginar ya que su extensión es breve. Destacaría de esta historia un pasaje bastante violento y gore donde un personaje se ve mutilado por el enemigo que les acecha. Sus descripciones son bastante detallistas en cuanto a vísceras y formas que pone el cuerpo cuando está siendo… castigado.

(Ilustración de Glenn Chadbourne)

La otra de las historias, Nona, es el Stephen King más enigmático, que gusta más del misterio y de analizar a la perfección la psicología de sus personajes. Diría que es un thriller psicológico en toda regla -y es bastante fácil imaginar una película tratando esta narración, de hecho existe un cortometraje del año 2016-. La historia cuenta las desgracias del protagonista, quien totalmente arruinado abandona la universidad y se pone a vagar por las carreteras de EE.UU. En un bar de carretera conoce a una enigmática joven de la que se prenda totalmente, llevando esto a una serie de desdichadas aventuras que él narrará desde la cárcel.

El final, del cual no haré spoiler porque no es trascendental, es metafórico y extraño. Lo importante no es el final de la obra, sino los pensamientos internos del personaje a medida que viaja hasta su rumbo final. La historia trata de las relaciones humanas tóxicas, de los esfuerzos sobrehumanos que hacemos por ciertas personas. Las decisiones personales que en un principio parecen nimias pero que luego pueden suponer un cambio trascendental de nuestro futuro. El personaje de Nona se nos presenta como una Femme fatale, capaz de ejercer una influencia destructiva y avasalladora sobre el personaje. De esta relación enferma se basa la inmensa mayoría de la novela, y de cómo esta es capaz de transformar por completo al protagonista. A Nona apenas le hace falta hablar con el protagonista para que este cumpla todos sus deseos.

Sobre el compendio en general diría que se trata de un ejemplar perfecto para iniciarse en King y ver sus vertientes más típicas de escritura. Siempre se dice cuál es la mejor forma de acercarse a este autor, y elijas la novela que elijas, quizás se está ofreciendo algo que exige un entendimiento previo del autor. Este tipo de historias cortas son las que introducen de forma magistral el estilo personal del autor. Si lees estas historias y te gustan puedes comprender un poco mejor de qué va la cosa, y con ello adentrarte luego en novelas más complejas y disfrutar del todo de Stephen King.

7’5/10 la nota final

M.L. Estefanía

M.L. Estefanía

M.L. Estefanía era un escritor de novelas cortas del oeste que se hizo extremadamente conocido a lo largo de toda la dictadura franquista. Sus novelitas, editadas en formato octavilla, no sobrepasaban las 100 páginas, por lo que se trataban de una lectura ligera. También publicó novelas del oeste bajo los nombres de Tony Spring, Arizona, Dan Lewis o Dan Luce. Además, su módico precio, un duro (5 pesetas), hacía que su adquisición fuese fácil teniendo en cuenta la economía de la época. También fue escritor de novela rosa bajo los seudónimos de María Luisa Beorlegui y Cecilia de Iraluce, aunque donde más destacó fue sin duda con el ambiente de vaqueros.

Su vida no fue fácil. En la Guerra Civil española llegó a ser general de Artillería del Ejército Republicano, por lo que tras la victoria de los sublevados se le llevó a la cárcel en varias ocasiones. En prisión fue donde cogió gusto a la literatura y donde poco a poco comenzaría a dibujar su estilo personal. Al salir publicó su primera novela, La mascota de la pradera, y tras su inicial éxito la editorial Brugera firmó un contrato con él, triunfando abiertamente ambas partes.

Respecto a la novela en sí, debido a que diseñó un molde que una y otra vez podría repetirse, la escritura de estas obras era extremadamente fácil. Tan fácil era -y tanto triunfaban entre los jóvenes y los mayores- que a lo largo del siglo XX bajo el nombre de Estefanía (sus hijos posteriormente también escribieron bajo este nombre, sin distinción entre padre e hijos) aparecieron la friolera de 2600 novelas del oeste. En la época solo la novelista Corín Tellado con sus historias románticas y sentimentales estaba por encima, con la increíble cifra de unas 5000 novelas. Este método de crear un molde, un arquetipo, ya había sido utilizado anteriormente por infinidad de autores. Por ejemplo Lope de Vega, quien influenció mucho a Estefanía, renovó el teatro de esta manera, y por eso fue un autor tan prolífico respecto al teatro. Bajo un molde se cambian ciertos motivos y personajes y se puede crear una historia nueva de la nada, aunque realmente el fondo narrativo sigue siendo exactamente el mismo.

Aquí es donde está quizás el punto débil de sus novelas. Sin querer quitar mérito al inmenso esfuerzo que sin duda es escribir tal cantidad de novelas, prácticamente todas son repeticiones de las otras. No existe originalidad. El gancho del oeste funcionó debido a que fue la época donde el cine western sobresalía sobre el resto; estaban de moda los vaqueros. Los niños, los jóvenes, los adultos y ancianos se morían por adquirir ficción relacionada con esta materia, y allí estuvo Estefanía para brindársela.

Mi experiencia personal ha sido con la novelas El paso, ciudad fronteriza y Aquí estuve preso tres años. En las dos se repite el mismo patrón, patrón que también se repetirá en el resto de novelas en su mayoría:

  • Hombre misterioso, as del revolver con un pasado unido al pueblo donde transcurren los hechos. Viejos conocidos y viejos enemigos, debe hacerse paso. Es violento, no duda en disparar o machacar la cabeza de sus contrincantes (literal).
  • Mujer débil subordinada totalmente al hombre. Es ignorante, ilusa y necesita la ayuda del hombre para sobrevivir.
  • O bien una mujer que en un principio da la imagen de débil pero que después se muestra totalmente capaz de controlar la situación ella sola
  • Hombre malo que o desea la venganza contra el heroico protagonista o ve como el mismo evita un malvado plan suyo.

Desde luego el espacio es el oeste, en pueblos del sur donde la ley de la pistola prima sobre lo demás.  Minas, entresijos políticos, todo lo que se podía ver en una película convertido en una novela de breve extensión.

Pero realmente es lógico que no tengan gran calidad literaria. Era novela de consumo, no de disfrute. Una forma más de pasar el tiempo. Era muy normal ese tipo de folletín que se compraba en el kiosko muy barato y te daba una hora de entretenimiento. No se buscaba nada más, tan solo entretener. Estefanía y su familia vivían de ello. Hubo varios intentos en su carrera de creación de novela seria, pero al final lo que daba beneficios era lo que entretenía, no lo que escalaba puestos dentro de la maestría literaria. Un ejemplo muy claro de lo que son nuestros tiempos. Muchas veces los escritores se ven obligados a escribir lo que saben que va a triunfar, no necesariamente lo que ellos aman. 2600 novelas son muchas novelas como para estar disfrutando de todas ellas como el primer día. Al final su manufacturación estoy seguro que era más bien casi automática. El análisis sería inabarcable, pero seguro que existen repeticiones de trama en muchas de ellas, pues es un número tan inmenso que es imposible no repetir motivos o situaciones. ¿Recomendadas? Sí, por qué no, realmente son entretenidas. Bastante añejas (machismo, misoginia, violencia gratuita, racismo) pero que te dejan ver muy bien el reflejo de una sociedad pasada gustosa de todo lo que ahora, menos mal, despreciamos. Un viaje al pasado sin duda alguna.