Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

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Tened miedo… Mucho miedo: Leyendas urbanas de terror (Jan Harold Brunvand)

Tened miedo… Mucho miedo: Leyendas urbanas de terror (Jan Harold Brunvand)

Miedo no vais a pasar, es una especie de gancho comercial para atraer lectores. Pero aún así merece la pena leérselo pues es una vista general de cómo ha ido desarrollándose a través del tiempo el fenómeno de las leyendas urbanas de terror. Quizás debería haberse titulado «Leyendas urbanas de terror a lo largo de la historia», pero claro, como título y como vende libros deja mucho que desear.

Pero empecemos por el principio. Jan Harold Brunvand es un profesor emérito de la universidad de Utah experto en folclore, dentro del cual decidió centrarse en el interesante mundo de las leyendas urbanas de terror. Casi toda la totalidad de su obra se introduce dentro de ese fenómeno, así como esta obra que ahora nos ocupa, Tened miedo… Mucho miedo: Leyendas urbanas de terror. En su interior podremos encontrar el desarrollo de las leyendas urbanas desde el siglo XVIII hasta nuestro siglo actual, así como una pequeña aclaración del autor al principio de cada capítulo. Los capítulos están separados según la temática que siguen las leyendas urbanas, a la vez que más o menos intentan seguir un orden cronológico ascendente hacia nuestro siglo.

Se pueden encontrar leyendas urbanas desconocidas para el lector hasta el momento, aunque sí es cierto que gran parte de las terroríficas historias ya son muy conocidas para el lector actual. Al finalizar el libro da la sensación de que más de la mitad de las leyendas urbanas ya nos sonaban de antes y que lo que realmente hemos hecho es leer versiones ligeramente distintas a las que ya conocíamos. Historias como Bloody Mary, El gancho El autoestopista están introducidas varias veces pero cambiando ligeramente su narratividad para parecer distintas. Puede parecer tedioso pero esto nos confirma, como bien dice el autor, que las leyendas urbanas son algo procedente de muchos años atrás que, simplemente por el azar y ciertos individuos que permanecen en el anonimato, vuelven a cobrar importancia pasados los suficientes años como para que una parte de la población las haya olvidado. Es como un ente vivo que espera lo suficiente para saber con seguridad que vuelve a dar miedo a los incautos que escuchen con atención lo que tienen que decir.

También se explica con precisión que detectar si una leyenda urbana lo es suele resultar bastante fácil. Las reglas a seguir para asegurarse de que una historia es una invención son las siguientes:

  • La fuente es un amigo de un amigo (o alguien lejano para quien lo cuenta).
  • La anécdota va acompañada de la afirmación de que es verdad.
  • La historia incluye una advertencia.
  • Tiene un giro al final.
  • En la moraleja, una persona paga sus pecados.

Tal vez a día de hoy son reglas fácilmente evitables por las nuevas leyendas urbanas de terror -llamémosles creepypastas o de otra forma-, pero la base siempre ha sido la misma. Casi cualquier leyenda urbana que surja a día de hoy tiene su base en todas aquellas que asentaron, por así decirlo, el género. Y este libro es un gran ejemplo para todo ello; prácticamente todo está escrito ya, pero no por ello dejan de ser efectivas.

Otra parte muy interesante del libro es cuando el autor afirma que la verdad no puede ser impedimento para una buena historia. Muchas veces hemos visto cómo mitos se nos han derrumbado al descubrir que eran mentira. Y la gracia de muchas leyendas urbanas es que han permanecido entre nosotros como fieles representaciones de la realidad, y por eso las tememos. La mentira es una fiel aliada de la leyenda urbana, y debe seguir siendo así si queremos seguir disfrutando de ellas. No obstante en el mundo actual, donde Internet dicta la dirección de todas estas realidades se ha visto que la mentira no siempre es la clave de todo, pues aunque sabemos que ciertas historias son falsas no por ello disfrutamos menos de ellas.

Por último -esta reseña es corta pues no dejan de ser tiradas de leyendas urbanas seguidas las unas de las otras, no puedo comentar mucho más por desgracia- os dejo la que más gracia me ha hecho:

(Sacada de http://manoquemecelacuna.blogspot.com.es)

En la década de los 60, existió en USA un matrimonio que acababa de tener hacia poquito tiempo un bebe, iban muy cansados ya que los que tengáis hijos, sabéis que demandas tienen los recién nacidos.

Pero un día, el marido le propuso a la mujer salir a cenar juntos de noche para volver a sentirse pareja de nuevo ya que el bebe era un poquito mayor. Pese a las reticencias de la mujer decidieron consultar a los vecinos por alguna canguro que fuera fiable, ya que era la primera noche que salían y no querían dejar a su pequeño hijo con cualquiera.

Casi todos le recomendaron a la misma canguro, por lo que quedaron con ella a la hora convenida en su casa. Dispusieron todo en la misma y dejaron anotado el teléfono del restaurante por si surgía algún imprevisto.

Cuando la chica apareció, a la madre no le dio mucha fiabilidad su aspecto ya que pese a que era una rubia muy guapa, su aspecto hippy de la época hacia que no acabase de fiarse de ella para dejar a su pequeño hijo.

Las dudas se disiparon cuando vio su buen hacer al darle la cena al pequeño y también, ayudó mucho su marido, que tenia ganas de estar a solas con ella como los viejos tiempos, así que decidieron irse a cenar sin la mas mínima preocupación.

Durante la cena, la madre y sus cosas de primeriza, hicieron que a la hora del postre fuese a telefonear a su casa para comprobar como iba todo ya que quedaba poco para volver a casa. La canguro cogió el teléfono con voz adormilada y dijo que efectivamente, la noche se había desarrollado bien y que el niño estaba en la cuna y el asado en el horno.

La mujer al colgar pensó ¿asado? ¿que asado si yo estoy cenando fuera? sintiendo un palpito horrible, la mujer pidió a su marido que solicitase la cuenta y se fueran a casa, ya que sin saber por que, estaba empezando a sentir un miedo atroz.

Cuando llegaron a su casa, era evidente el olor a cigarrillo aliñado que se había fumado la canguro y a parte, ella a toda prisa guardó algo en sus bolsillos.Tenia las pupilas dilatadas y la mirada un poco perdida, hablaba balbuceando diciendo que el asado ya casi estaba listo.

La madre subió corriendo a la habitación del pequeño y lo que vio en la cuna, la heló la sangre: lo que estaba acostado y perfectamente arropado era uno de los peluches del niño. En ese momento, el horno comenzó a pitar anunciando el final de la cocción y siguiendo su terrible presentimiento fue a mirar.

Dentro del horno, estaba completamente asado su pequeño.

Estados Unidos y su caza de brujas de hippies. Me encanta. ¿El libro? Le doy un 7’5 por la repetición de historias pero una decente nota por ser un ejemplo muy bueno de cómo han ido evolucionando las historias. Lo recomiendo si os interesa el tema.

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(Imagen sacada de https://thoughtcatalog.com)