Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

Etiqueta: escritos

Más recuerdos

Más recuerdos

La mente en ocasiones decide guardar ciertos momentos de nuestra vida pasada como por capricho. Ya conté uno por aquí. No significan absolutamente nada -o eso creo- ya que la mayoría de ellos son baladíes; si no los tuviera nada cambiaría en mi vida. Ni siquiera me hace más feliz tenerlos en mi interior, pero por algún motivo que desconozco, ahí están. Y además son incluso más potentes que los recuerdos de los momentos más relevantes de mi vida; algunos hacen que todavía a día de hoy siga teniendo una sensación dependiendo de lo que estos recuerdos me transmitan.


Por ejemplo tengo la instantánea de mi yo de cinco años, no creo que más, tal vez algo menos, llorando a moco tendido. Algo que mis padres habían puesto para cenar no me gustaba, y como es obvio, lloraba para demostrarlo. El berrinche fue bestial, así que mi madre, sabiendo el especial cariño que tenía por mi hermano, me enseñó una salsa «especial» que mi hermano había hecho exclusivamente para mí -seguramente era mayonesa mezclada con tomate, y ya-. Pero a mí eso no me valió, mi egoísmo estaba en su culmen, por lo que le di un manotazo al papel de aluminio que guardaba esa salsa, y seguí llorando. Pues lo creáis o no, ese recuerdo hace que me sienta culpable todavía por no haber aceptado con cariño ese regalo que me hacía mi hermano. Absurdo, pero así es…


Otro recuerdo al que le tengo bastante cariño, además son varios, pero hay uno en especial que destaca sobre el resto, es el de estar dentro de mi silla de bebé con la capota puesta debido a la lluvia. Es difícil tener recuerdos de una edad tan temprana, pero sé que no es un falso recuerdo, me acuerdo de haber vivido eso. Tengo muy vivo en la mente cómo mi madre cierra la capota y yo veo la luz con un tono más grisaceo. La capota era de plástico traslúcido, también tirando hacia el gris. Sé además el punto exacto donde mi madre pone la capota, apenas unos metros de distancia del médico de cabecera al que me solía llevar. Si ahora mismo fuese a ese lugar podría poner el lugar del recuerdo con apenas centímetros de error. De hecho me acuerdo hasta del ruido de la lluvia empezando a caer sobre la capota, con ese característico ruido del agua cayendo sobre un plástico; como un goteo sordo.


Hay otro muy tonto, que casi da vergüenza decir pero que ejemplifica muy bien eso de tener en la cabeza recuerdos que no sirven absolutamente para nada. Después de las clases de la mañana, alrededor de los ocho años, en muchas ocasiones solía volver a casa acompañando a un amigo, Mario se llamaba. Su madre cocinaba muy bien y sobre todo muy distinto que en mi casa, por lo que en más de una ocasión se me antojaba quedarme a comer en casa de mi amigo. Solíamos llamar al telefonillo y su madre nos abría. Pues tengo el recuerdo exacto de una vez que llamamos al telefonillo, pero que en vez de decir «nosotros», nos dio la tontería de decir «Revolución francesa» (con marcado acento francés) y «yeha» (al estilo yankee). Y todo porque en historia habíamos dado las revoluciones francesa y americana. Es increíble que todavía tenga esa cantidad de detalle, pero ahí está.


Hay más, pero creo que con eso se entiende. Los comparto porque me resultan bastante curiosos como para hacerlo, además porque nunca viene mal tenerlos escrito en algún lado por si en algún momento mi mente decide que deben dejar un hueco en mi cabeza. No me acuerdo de lo que comí ayer pero sí sé que hace 15 años puse acento francés para contestarle a la madre de un amigo a través del telefonillo de su portal.

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Las parcas (Goya)

Reflexiones desde Logroño I

Reflexiones desde Logroño I

Naces. Creces según la brújula aleatoria que siempre señala hacia el dinero. Vas a la escuela. Haces amigos -o mueres perdido en un país sin historia-. Aprendes a hablar, escribir, leer, sumar, restar, multiplicar, dividir, cantar, dibujar… el soñar ya es optativo. Instituto, riñas con tus padres, amor idílico de tres semanas, pelos por todas partes, lívido de conejo disparada, arrogante, estúpido, subnormal. Luego te serenizas un poco para darte cuenta de lo tonto que has sido, y ves que es demasiado tarde. Sexo, mucho sexo. O poco, poco sexo, según lo feo que puedas llegar a ser. Conocimientos inservibles en tu mente. Trabajo o estudio, al final siempre atado a algo que dicen que es tu futuro; tu futuro nunca eres tú. Pasa la vida. Dios existe si encuentras el amor. Encima David Bowie muerto. Tú eres hombre porque lo digo yo, sabré lo que hay en tu mente -ni lo sé yo-. Veinte años en un mismo sitio o veinte años errando sin curso, pero veinte años han sido, y nunca consigues lo que quieres, o consigues todo lo que quieres, que es lo mismo. Cierras los ojos. Hijos, hipotecas, guerras, responsabilidades. Donald Trump. Parpadeas de nuevo. Cama y regazo infinito. David Bowie no estaba muerto, acaso los dioses mueren. Ves las estrellas, esa de ahí ha cambiado, tanto como tú. Las arrugas aparecen tanto en tu cara como en el sofá de tu salón. Miedo, cólera, pérdida de lo que te hacía vivir. Te dejas llevar por la pena o la pena te lleva a ti otros veinte años. Finalmente, algo. Lo único que has sabido hacer bien en tu vida, morirte.

Qué raro es este Spiderman

Qué raro es este Spiderman

La ignorancia hace daño en cualquiera de sus facetas, y en el cine no puede ser menos. Tras el exitoso estreno, por no decir grandioso, de la versión cinematográfica de Deadpool, las críticas han sido también cuantiosas por parte de, sobre todo, padres y madres que se han visto sorprendidos ante lo poco ortodoxo de los procedimientos de este mal llamado superhéroe.

Tras muchas décadas de casposas insistencias sobre la edad recomendada para las películas, álbumes, videojuegos, etc. en un intento por parecer mejores padres -y quizás para que hagan el trabajo por ellos- parece que ya en nuestros días es algo más que asentado el hecho de jerarquizar, por diversas razones, el material cultural a determinadas edades. Pero, mira por donde, los mismos que clamaban a los cuatro vientos la exigencia de dejar claro cuándo un producto es «vicioso» para sus hijos e hijas, se han visto escandalizados por un personaje de cómic insolente, haciendo caso omiso a las recomendaciones de edad que durante meses han recorrido todos los medios digitales y culturales en general. Era algo ya sabido por la gran mayoría que en esta película Marvel se iba a redimir del proceso de infantilización por el que se ven sometidos muchos de sus superhéores. Desde los primeros trailers hemos podido observar que no se trataba de la película de superhéroe al uso -como ellos mismos han dicho-, y que lo que íbamos a ver era algo focalizado más en un público adolescente tirando para adulto.

No pueden poner por lo tanto la excusa de que es una película de superhéroes, donde según ellos se debe guardar una serie de ideales intactos. No pueden hacerlo ya que ni es la primera vez que Marvel dirige sus miras cinematográficas -pues dentro del cómic estamos ante un producto mucho más adulto en lo general, – hacia lo cruento, como por ejemplo en The Punisher, ni ellos se han comprometido jamás, como entidad, en la propagación de unos determinados ideales, al menos no en todos sus personajes, algo que sí puede verse quizás con mayor facilidad, siendo esto ya una opinión personal, en DC, donde sus héroes y villanos sí que contienen un matiz ideológico más marcado-insisto, desde mi punto de vista-. Es por lo tanto absurdo que los críticos con Deadpool afirmen que un superhéroe no puede ser así. Y quizás tengan razón en parte, porque parece que no son capaces de entender que Deadpool se trata de un antihéroe, un personaje que, pese a ser el protagonista y llevar el peso narrativo de la trama, no contiene en sí unos preceptos morales considerados loables, como sí lo hacen héroes como Superman o el Capitán América. Ser Deadpool no es ser alguien simpático y respetuoso con los demás, es ser un engreído e irrespetuoso que hace lo que quiere, cuando quiere, porque puede. Y Marvel siempre lo ha dejado muy claro.

¿Qué es lo que pretenden que se haga? ¿Hacer pases privados para todos los padres para juzgar de forma previa si esa película es recomendables para sus hijos? ¿Una especie de regurgitación para padres vagos? Ya consiguieron que esta famosa imagen:

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/3/33/Parental_Advisory_label.svg/2000px-Parental_Advisory_label.svg.png

Apareciera en todo aquel contenido cultural mínimamente explícito, por lo que me parece penoso que teniendo todo este artificio protector sigan poniendo quejas a una película que ya se mostraba desde un principio atacante y directa. Si no son capaces de ejercer la educación que desean para sus hijos porque no son responsables con sus ideales, que mejoren, pero que no le echen la mierda a un grupo de cineastas que desde el principio habían avisado a lo que venían. Si vuestro hijo o hija se enfurruña porque quiere ver a «ese Spiderman raro» y tú crees que no es adecuado que lo vea, ten la decendia de ser responsable y buen padre/madre como para negárselo, que hay otras muchas películas que seguro le entretienen. Pero ni se te ocurra quejarte de algo de lo que se te ha avisado, porque para algo existe la libertad de expresión. Pareciera que esta gente que ahora se queja por lo violento de este superhéroe quisiera imponer su forma de ver el cine. Ahora van de directores de cine que saben lo que es bueno para nosotros. Vamos, que no pretenden otra cosa más que adoctrinar mediante el cine transmitiendo una serie de doctrinas que ven de buen grado.

Por ejemplo, este iluminado aFrancisado -no me peguéis por el chiste malo-:

http://cdn.collider.com/wp-content/uploads/2016/02/deadpool-colossus.jpg

(Si Deadpool, te ha llamado Podemita)

Y nada, aquí finaliza mi alegato. Que no me hago unas chimichangas porque no sé. Y que les den por ahí a esos que se quejan porque sí. Y que en breve iré a ver por tercera vez este peliculón.

Estamos ante un posbarroco cinematográfico

Estamos ante un posbarroco cinematográfico

Para que comprendáis esta extraña y poco usual comparación entre lo posbarroco y la cartelera actual tengo que explicaros brevemente las características básicas del posbarroco como movimiento literario. Tranquilos, no tenéis por qué aprender, limitaros a memorizarlo cinco minutos mientras leéis el texto. Ya veréis que al final hasta tiene un poco de sentido. Por cierto, Maribel -mi profesora-, gracias por hacer el guiño hacia la nueva película de Star Wars, me ha abierto los ojos por completo y me has dado la idea.

El posbarroco mayormente fue la continuación de las características barrocas en la literatura de la primera mitad del siglo XVIII, sobre todo haciendo incidencia en el teatro. Este teatro se caracteriza por:

-Escenografia compleja, primando la decoración y los efectos para admirar al público más que el texto literario en sí.

-Personajes prototipos, pobres, vacíos, repetidos a lo largo de las obras con tediosa insistencia.

-Tramas parecidas o casi iguales, muchas de ellas dentro del ámbito mágico, religioso o heroico.

-Suelen evocar las pasadas glorias nacionales. Adoran lo anterior ante todo y se quedan atascados en ello.

-Diálogos elevados y rimbombantes deseosos de ocultar la falta de originalidad en la narración de la obra dramática.

-Convertir el teatro en un negocio queriendo extraer el mayor beneficio de la forma que sea.

Y otros pocos más que descarto por no ser del todo útiles para el símil. Como último apunte añadir que esta etapa de la literatura destaca en la historia como una de las menos originales que ha tenido nuestra lengua, no teniendo demasiado adeptos en la actualidad -ni entre los literatos de la época-. ¿Os suena de algo lo expuesto más arriba? ¿No se parece a algo de lo que estamos rodeados a diario? Analicemos la cartelera de hoy en día. Lo siento si os parece demasiado subjetivo, intentaré hacerlo lo mejor que pueda:

Superhéroes y villanos por doquier. En relación con personajes prototipos. También podría entenderse con lo de tramas parecidas en todas las películas. Sea como sea, a día de hoy en el cine vemos enmascarados y tipos con trajes por todas partes. Un poquito de originalidad o salirse de lo establecido no vendría mal. Puede también compararse con la caída en picado del género del horror en el cine, donde los personajes han caído en la rutina del arquetipo perfecto, con argumentos torpes que recuerdan demasiado al de otras películas. Hace años que no se realiza una película de terror, a nivel comercial, mínimamente original y nueva.

Efectos digitales hasta para el detalle más fácil de crear a través de la realidad. En relación con lo de la esceneografía compleja. Es cierto que hay películas de acción con buenos efectos digitales y tramas entretenidas, pero da la sensación que multitud de ellas comparten demasiado en común y que tapan sus defectos con estallidos, colores y una calidad gráfica pasmosa. Películas como «Avatar» tienen mucho mérito en cuanto a sus avances en los efectos digitales, pero son terriblemente sosas -y sospechosamente parecidas a otras películas-.

Remakes, secuelas y otras bestias -haciendo referencia a una entrada de este mismo blog-. En los últimos años no hemos dejado de asombrarnos por la inmensa cantidad de filmes que continúan en cierta medida con algo que ya se ha hecho con anterioridad. Parece que la década de los 90s es la década fetiche para los directores de hoy día, queriendo muchos de ellos raspar de la moneda sagrada. Sagas cinematográficas con historias finiquitadas de repente renacen de la nada junto a nuevas ideas, ideas que no eran necesarias y que acaban por empeorar el sentido general de la cinta.

(Estoy bien, pero… ese maldito pero)

Money money money. No podemos negarlo aunque nos duela. Hay películas que son visiblemente intentos desesperados por sacar dinero de donde sea. Desde comedias románticas vacías de sentido pero llenas de caras célebres a thrillers de acción protagonizados por actores y actrices de décadas pasadas. No nos aportan nada realmente a nosotros, quizás un poco de añoranza, pero sí a ellos, millones y millones de dólares.

(Soy super necesario sí…)

-Me da igual que aparezca una frase mítica e universal en una película, si el resto de diálogos no son más que huecos en el guion metidos con calzador para hacer tiempo, la película entonces dejará bastante que desear. Tampoco me vale copiar el éxito de sagas literarias célebres que han triunfado y después hacer películas un tanto flojas y forzadamente rebajadas para llenar más los cines.

(Calla que mejoré en las siguientes, aunque uy, quizás esa cuarta película sobró).

A grandes rasgos siento que esto es nuestro cine actual. No quiere decir que no haya algunas buenas producciones actualmente, siempre las hay aunque el panorama sea de carbón, pero lo que gusta, lo que llena las salas de cine, acaba siendo esto -también extensible a la música, aunque con algunas características variadas-. Algo que ya hemos visto miles de veces, algo que sabemos cómo finalizará, pero que seguimos viendo anonadados. Quizás es culpa del propio público, que se conforma con poco, o que también se ha quedado atascado en algún punto del pasado. El cine profesional o de «élite» poco a poco ha buscado una degeneración autoinfligida, pretendiendo gustar sin gustarse a sí mismo. Ya no podemos ver una película y no soltar más «peros» que exclamaciones de júbilo. No sé cuánto se extenderá este posbarroco cinematográfico, esta edad de mediocridad pero que tanto nos gusta. ¿Cuándo nos daremos cuenta de que en verdad quizás no nos gusta tanto?

Remakes, secuelas y otras best… superhéroes

Remakes, secuelas y otras best… superhéroes

Creo que a estas alturas es innegable asumir que la fiebre por los remakes y las secuelas ha invadido la actualidad cinematográfica. De hecho creo que se nos ha escapado definitivamente de las manos y se está convirtiendo en una auténtica pandemia. Cuando decides pasar la tarde en el cine para ver una o dos películas -esto último los que tengan una renta elevada o mucho morro para colarse de una sala a otra- puedes observar, estupefacto, que la cartelera parece la misma que hace diez o veinte años; a veces incluso treinta. Eso o que estás en una tienda de cómics. Ante esta situación solo queda optar por dos soluciones

(…)

Si queréis leer la entrada al completo, pasaros por:

http://pazdelamuerte.blogspot.com.es/2015/08/remakes-secuelas-y-otras-best.html

Chat Terra, ese gran desconocido…

Chat Terra, ese gran desconocido…

Sí, este blog se supone que era para entradas más loables y literariamente interesantes, pero siempre es bueno hacer excepciones, y con lo que os traigo, lo merece. Supongo que todos conocéis el chat Terra aunque jamás hayáis entrado en él -no os perdéis nada-. Su leyenda es inmensa y perdura en Internet como ninguna otra página web puede. Cuando más joven tenía la sana costumbre de pasar el rato junto a mis amigos en este chat; pasábamos tardes enteras trolleando a gente cuando la palabra «troll» todavía significaba en exclusiva monstruo de grandes dimensiones procedente del norte. Del norte de donde queráis, pero son del norte. En definitiva, era el lugar perfecto para deleitarse con la tontería general del personal, y sobre todo, para admirarse con la desesperación que alcanzaban ciertos individuos.
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Recordando aquellos días de antaño hace unas pocas semanas me dio por volver al chat Terra para observar cómo es el panorama -completamente igual- después de cerca de diez años, que se dice pronto. Subí alguna captura de pantalla a mi Twitter personal, y parece que gustó a ciertas personas, y como ese día no tenía mucho más que hacer, decidí hacer unas cuantas capturas más para subirlas a mi blog en cuanto tuviera tiempo. Ahora lo tengo, así que dejo de escribir para que podáis descubrir conmigo un mundo lleno de … lleno. No puedo descartar que yo fuese el trolleado, pero oye, de eso se trata la cosa.
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Si queréis ver las capturas, pasaros por:
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