Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

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Reseña de «El problema de las mujeres» (Jacky Fleming)

Reseña de «El problema de las mujeres» (Jacky Fleming)

¿Libro ilustrado? ¿Cómic narrado? Sea lo que sea este libro no os dejará indiferente. La autora y dibujante del mismo, Jacky Fleming, domina la ironía a la perfección. Acompañando a las ilustraciones un texto explicativo lleno de ironía el libro abarca la historia de las mujeres y cómo han sido tratadas. Desde la ironía, imitando el comportamiento machista y patriarcal de los grandes genios de la historia, se imita el mensaje misógino imperante en épocas pasadas y actuales que afirma que las mujeres no pueden ser genios. La mujer, con capacidad mental menor que el hombre, está siempre supeditada al mismo.

También es un libro excepcional para desmitificar a ciertos personajes históricos que siempre hemos tenido como paradigmas de lo que un ser humano debe ser. Un ejemplo -de los muchos incluidos en el libro- puede ser el filósofo Schopenhauer. Algunas de las perlas de este personaje pueden ser:

«Que la mujer es por naturaleza obediente al hombre puede verse en el hecho de que cada mujer que es colocada en la no natural posición de completa independencia, inmediatamente se une a un hombre, por quien se permite ella misma ser guiada y gobernada. Esto es porque necesita un señor y amo. Si ella es joven, será un amante; si ella es vieja, un cura».

Darwin era muy semejante en sus mensajes contra la mujer:

El hombre es más valiente, combativo y enérgico que la mujer, y tiene un genio más inventivo.

En contraposición se nos ofrecen ejemplos de mujeres de la historia totalmente sepultadas por los creadores de la misma. Mujeres tan o más inteligentes / inventivas / válidas como los mayores de los genios, pero que debido al machismo imperante de sus épocas a día de hoy son nombres demasiado difuminados en los libros de texto.

Un ejemplo es Anna Maria van Schurman, que, literalmente, era de todo. Era pintora, grabadora, poeta y erudita (que esto, bueno, abarca mil cosas más). Destacó por ser experta en 14 idiomas, entre los que destacan latín, griego antiguo, hebreo, árabe clásico, siríaco, arameo y amhárico. Todo esto en el siglo XVII, que no es poco. ¿Sabíais algo de ella? Yo tampoco. De hecho he tenido que pedir ayudar para que me recordasen su nombre.

Otro ejemplo de ello es el de la actriz Hedy Lamarr, quien, entre otras cosas, ayudó en investigaciones muy importantes para crear emisiones cifradas en la Segunda Guerra Mundial, ayudando con ello en la derrota de Hitler. En esta patente y dentro de este invento se encuentra el origen de la telefonía movil actual, Internet con WIFI y la tecnología de los satélites de defensa. ¿Premio por habernos dado la modernidad a toda la humanidad? el olvido en la historia.

Sin duda uno de los mejores puntos del libro es su extensión. Al compartir la ilustración con textos breves es de fácil lectura. En más o menos una media hora el libro puede ser leído sin problemas. Entretenido pero sin duda muy efectivo, porque en muy poco tiempo consigue transmitir su mensaje. Ridiculiza el pensamiento machista haciendo efectivo el mensaje feminista y a la vez entreteniendo con humor al lector o lectora.

Reseña de «After Dark» (Haruki Murakami)

Reseña de «After Dark» (Haruki Murakami)

Es la primera novela que leo del escritor japonés y desde luego no me ha dejado indiferente. Caracterizado por su existencialismo y las constantes referencias al jazz y a la cultura japonesa -especie de Julio Cortázar actual, más ameno quizás- sus novelas buscan que el lector las desenrede. Él nos ofrece un nudo como trama que debemos desentrañar, para, a veces, encontrar que los hilos no llevan a ninguna parte.

After Dark nos cuenta la historia de una joven de 19 años de nombre Mari que, por causas que a lo largo de la novela se conocen, deambula en mitad de la noche de Tokyo. Un barrio que de día parece una cosa pero que de noche se convierte en otra completamente distinta. La novela, sin contar gran cosa, con una narrativa difusa, abre varios caminos que desembocan en puntos distintos. Mari es el punto central que va dejando aberturas a lo largo de sus encuentros con distintos personajes. Aquí podéis encontrar SPOILERS, así que leed con cuidado:

-La relación entre Mari y Takahasi, un joven que conocía a la hermana de Mari, Eri, joven muy atractiva, contraposición completa de Mari.

-Un accidente con una prostituta de origen chino que ocurre en un love-hotel del centro regentado por la ex-luchadora Kaoru -el personaje más logrado y afable sin duda-, al cual se ve obligada a ir Mari por su conocimiento del mandarín.

-La vida nocturna de Shirakawa, agresor de la prostituta china y padre de familia que está siendo buscado por la mafia que dirige la prostitución en la zona.

-El problema de Eri. Desde hace unos meses su vida se centra en dormir. No se relaciona con nadie de su familia y no se sabe a ciencia cierta qué le ocurre. Su noche se desarrolla de forma onírica para el lector.

Estas son las cuatro grandes tramas del libro, las cuales se enlazan mínimamente a lo largo de la trama. Siendo un libro relativamente corto su lectura es sencilla y amena, además de que el tiempo que transcurre es una noche, noche en la que sucede todo lo narrado. La mayoría de las tramas no tienen conclusión, se quedan en el aire. La relación entre Mari y Takahasi se queda en ciernes debido a un viaje de esta a China. Nunca sabremos qué le ha ocurrido a la joven prostituta china, la cual ha sido recogida por un joven de la triada. Shirakawa consigue llegar a su casa sin ser atrapado por la mafia, pero sabemos que le buscan y no pararán hasta encontrarse, etc. Así todas las historias acaban de forma inconclusa, dejando al lector la oportunidad de rellenar los huecos que se nos ofrecen.

Del estilo de la novela llama mucho la atención lo cinematográfico de la misma. La cámara forma parte de la novela como un punto de vista esencial. El autor nos va desplanzando con la cámara, que sobrevuela el cielo de Tokyo, por los distintos personajes y por ende las distintas tramas. Nos movemos por los espacios como se movería el director de una película, especificándose tal cual en la obra:

No se distingue su rostro. En estos momentos, la cámara o bien lo capta de espaldas, o bien le enfoca otras partes del cuerpo.

Una camara que enlaza muy bien con la figura del narrador omnisciente que todo lo ve -pero que en este caso no todo lo sabe-. Los misterios, parte de la gracia de los finales abiertos, son un hecho en la novela. No conocemos datos importantes de los personajes, se deja entrever ciertas cosas pero jamás se aclara del todo la información. Uno de los momentos más crípticos por ello de la novela será el de la razón de por qué Eri duerme. Y sobre todo, por qué Eri despierta en mitad de una habitación -se asemeja a una oficina, igual que la de Shirakawa– vacía, a la cual ha llegado a través de una imagen de un hombre enmascarado que ha aparecido en la televisión de su cuarto. Sin duda esconde un significado profundo, tanto que quizás el lector es incapaz de llegar a él.

Ahí estaría quizás uno de los puntos negativos que observo en la novela, la falta de datos / información concluyentes. Siempre está bien que el misterio sea una guía para dar al lector algo para pensar, pero que nada se resuelva puede ser un poco imcómodo para el lector. Sobre todo cuando una trama muy interesante -y que prometía-, como es la de Eri y ese visitante nocturno, queda completamente sin resolver. No se dan ni retazos de la razón de por qué esto ha sucedido, ni de quién es el desconocido que presuntamente la ha raptado por unos minutos.

Por lo demás la novela al parecer está dentro de su estilo habitual de escritura. Referencias habituales al jazz y a música actual japonesa, un existencialismo japonés muy bien encarnado en personajes jóvenes que no ven un futuro claro y deciden abandonar sus sueños por objetivos más terrenales y posibles… Murakami, pese a su edad, comprende muy bien las preocupaciones y particularidades de los jóvenes japoneses.

No es una novela que quiera contar mucho, sino que quiere hacer pensar mucho. Embelesa y es de fácil lectura. Según la crítica no es ni mucho menos de lo mejor de Murakami, y recomiendan iniciarse a él con otros libros. Pero según mi experiencia, y lo que ha resultado en mi interior, es que este libro me ha dado ganas de leerme otros de él. 7’8/10

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Tened miedo… Mucho miedo: Leyendas urbanas de terror (Jan Harold Brunvand)

Tened miedo… Mucho miedo: Leyendas urbanas de terror (Jan Harold Brunvand)

Miedo no vais a pasar, es una especie de gancho comercial para atraer lectores. Pero aún así merece la pena leérselo pues es una vista general de cómo ha ido desarrollándose a través del tiempo el fenómeno de las leyendas urbanas de terror. Quizás debería haberse titulado «Leyendas urbanas de terror a lo largo de la historia», pero claro, como título y como vende libros deja mucho que desear.

Pero empecemos por el principio. Jan Harold Brunvand es un profesor emérito de la universidad de Utah experto en folclore, dentro del cual decidió centrarse en el interesante mundo de las leyendas urbanas de terror. Casi toda la totalidad de su obra se introduce dentro de ese fenómeno, así como esta obra que ahora nos ocupa, Tened miedo… Mucho miedo: Leyendas urbanas de terror. En su interior podremos encontrar el desarrollo de las leyendas urbanas desde el siglo XVIII hasta nuestro siglo actual, así como una pequeña aclaración del autor al principio de cada capítulo. Los capítulos están separados según la temática que siguen las leyendas urbanas, a la vez que más o menos intentan seguir un orden cronológico ascendente hacia nuestro siglo.

Se pueden encontrar leyendas urbanas desconocidas para el lector hasta el momento, aunque sí es cierto que gran parte de las terroríficas historias ya son muy conocidas para el lector actual. Al finalizar el libro da la sensación de que más de la mitad de las leyendas urbanas ya nos sonaban de antes y que lo que realmente hemos hecho es leer versiones ligeramente distintas a las que ya conocíamos. Historias como Bloody Mary, El gancho El autoestopista están introducidas varias veces pero cambiando ligeramente su narratividad para parecer distintas. Puede parecer tedioso pero esto nos confirma, como bien dice el autor, que las leyendas urbanas son algo procedente de muchos años atrás que, simplemente por el azar y ciertos individuos que permanecen en el anonimato, vuelven a cobrar importancia pasados los suficientes años como para que una parte de la población las haya olvidado. Es como un ente vivo que espera lo suficiente para saber con seguridad que vuelve a dar miedo a los incautos que escuchen con atención lo que tienen que decir.

También se explica con precisión que detectar si una leyenda urbana lo es suele resultar bastante fácil. Las reglas a seguir para asegurarse de que una historia es una invención son las siguientes:

  • La fuente es un amigo de un amigo (o alguien lejano para quien lo cuenta).
  • La anécdota va acompañada de la afirmación de que es verdad.
  • La historia incluye una advertencia.
  • Tiene un giro al final.
  • En la moraleja, una persona paga sus pecados.

Tal vez a día de hoy son reglas fácilmente evitables por las nuevas leyendas urbanas de terror -llamémosles creepypastas o de otra forma-, pero la base siempre ha sido la misma. Casi cualquier leyenda urbana que surja a día de hoy tiene su base en todas aquellas que asentaron, por así decirlo, el género. Y este libro es un gran ejemplo para todo ello; prácticamente todo está escrito ya, pero no por ello dejan de ser efectivas.

Otra parte muy interesante del libro es cuando el autor afirma que la verdad no puede ser impedimento para una buena historia. Muchas veces hemos visto cómo mitos se nos han derrumbado al descubrir que eran mentira. Y la gracia de muchas leyendas urbanas es que han permanecido entre nosotros como fieles representaciones de la realidad, y por eso las tememos. La mentira es una fiel aliada de la leyenda urbana, y debe seguir siendo así si queremos seguir disfrutando de ellas. No obstante en el mundo actual, donde Internet dicta la dirección de todas estas realidades se ha visto que la mentira no siempre es la clave de todo, pues aunque sabemos que ciertas historias son falsas no por ello disfrutamos menos de ellas.

Por último -esta reseña es corta pues no dejan de ser tiradas de leyendas urbanas seguidas las unas de las otras, no puedo comentar mucho más por desgracia- os dejo la que más gracia me ha hecho:

(Sacada de http://manoquemecelacuna.blogspot.com.es)

En la década de los 60, existió en USA un matrimonio que acababa de tener hacia poquito tiempo un bebe, iban muy cansados ya que los que tengáis hijos, sabéis que demandas tienen los recién nacidos.

Pero un día, el marido le propuso a la mujer salir a cenar juntos de noche para volver a sentirse pareja de nuevo ya que el bebe era un poquito mayor. Pese a las reticencias de la mujer decidieron consultar a los vecinos por alguna canguro que fuera fiable, ya que era la primera noche que salían y no querían dejar a su pequeño hijo con cualquiera.

Casi todos le recomendaron a la misma canguro, por lo que quedaron con ella a la hora convenida en su casa. Dispusieron todo en la misma y dejaron anotado el teléfono del restaurante por si surgía algún imprevisto.

Cuando la chica apareció, a la madre no le dio mucha fiabilidad su aspecto ya que pese a que era una rubia muy guapa, su aspecto hippy de la época hacia que no acabase de fiarse de ella para dejar a su pequeño hijo.

Las dudas se disiparon cuando vio su buen hacer al darle la cena al pequeño y también, ayudó mucho su marido, que tenia ganas de estar a solas con ella como los viejos tiempos, así que decidieron irse a cenar sin la mas mínima preocupación.

Durante la cena, la madre y sus cosas de primeriza, hicieron que a la hora del postre fuese a telefonear a su casa para comprobar como iba todo ya que quedaba poco para volver a casa. La canguro cogió el teléfono con voz adormilada y dijo que efectivamente, la noche se había desarrollado bien y que el niño estaba en la cuna y el asado en el horno.

La mujer al colgar pensó ¿asado? ¿que asado si yo estoy cenando fuera? sintiendo un palpito horrible, la mujer pidió a su marido que solicitase la cuenta y se fueran a casa, ya que sin saber por que, estaba empezando a sentir un miedo atroz.

Cuando llegaron a su casa, era evidente el olor a cigarrillo aliñado que se había fumado la canguro y a parte, ella a toda prisa guardó algo en sus bolsillos.Tenia las pupilas dilatadas y la mirada un poco perdida, hablaba balbuceando diciendo que el asado ya casi estaba listo.

La madre subió corriendo a la habitación del pequeño y lo que vio en la cuna, la heló la sangre: lo que estaba acostado y perfectamente arropado era uno de los peluches del niño. En ese momento, el horno comenzó a pitar anunciando el final de la cocción y siguiendo su terrible presentimiento fue a mirar.

Dentro del horno, estaba completamente asado su pequeño.

Estados Unidos y su caza de brujas de hippies. Me encanta. ¿El libro? Le doy un 7’5 por la repetición de historias pero una decente nota por ser un ejemplo muy bueno de cómo han ido evolucionando las historias. Lo recomiendo si os interesa el tema.

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(Imagen sacada de https://thoughtcatalog.com)

Reseña de «El valle de los caballos» (Jean Marie Auel)

Reseña de «El valle de los caballos» (Jean Marie Auel)

Debería haber reseñado el anterior libro de esta saga, «El clan del oso cavernario», sin duda el más famoso de todos ellos, pero como me lo leí antes de empezar a reseñar los libros que me voy leyendo, he decidido empezar todo con este que nos ocupa ahora, «El valle de los caballos», continuación del anterior y segundo libro de la saga «Los hijos de la tierra» de la escritora estadounidense Jean Marie Auel. Como siempre en esta reseña es muy probable la existencia de SPOILERS, por lo que recomiendo que se abstengan de leerla todos aquellos interesados en introducirse a esta saga de libros.

El Resumen de la obra es el siguiente. «El valle de los caballos» comienza justo cuando finaliza el anterior libro; Ayla, la protagonista homo-sapiens que se crió con un clan de neandertales, ha sido expulsada del clan por venganza de Broud, el hijo de Brun, antiguo jefe que ha declarado a su hijo como nuevo jefe. Perdiendo a su retoño en el proceso Ayla es obligada a vagar por los territorios del norte en busca de los Otros, nombre que reciben los homo-sapiens por parte de los neandertales. En esta búsqueda sin fin Ayla descubre una caverna en un valle, denominado de los caballos por la existencia en gran número de estos, y decide estacionarse allí hasta proseguir la búsqueda de sus congéneres. Varias son las causas que hacen que la joven permanezca allí por varios años (la domesticación de un caballo y un león cavernario son algunas de ellas). A la vez que Ayla descubre esta caverna una joven pareja de hermanos, Thonolan y Jondalar, inician un viaje desde muy lejano siguiendo un gran río. En una serie de diversas aventuras y tras miles de kilómetros recorridos -y tras varias estancias en distintos poblados-, Thonolan muere a manos del león domesticado de Ayla –Bebé-, quedando Jondalar malherido y siendo salvado en un encuentro totalmente fortuito con la joven protagonista. Esta se lo lleva a su caverna y cuida allí de él, creándose poco a poco un vínculo muy fuerte entre ambos jóvenes. Al final de la novela Jondalar y Ayla se encuentran con gente de los Mamutoi, poblado humano, significando esto el reencuentro pleno de Ayla con su verdadera especie.

Una de las características más sobresalientes de esta saga es la extrema verosimilitud de todo lo narrado. Jean Marie es un experta en La Edad de Hielo y en la vida de los seres humanos de la época. Todo este conocimiento lo expresa a la perfección en lo narrado en el libro. Modos de caza, medicina arcaica -con descripciones puntillosas de las plantas y hierbas que forman parte en los procesos de curación-,paisajes característicos de la época junto a su flora y fauna, la sociedad de los poblados, las relaciones humanas, etc. Jean Marie crea una descripciones que nos sumergen del todo en un mundo que su maestría hace que cobre vida. Esto también incide de forma negativa en el libro, pues el ritmo es bastante lento, llegando a veces a ser tedioso pues el lector ve que la trama no avanza. Podemos leernos la mitad del libro y ver que no se avanza nada en la trama y que todo sigue igual que al principio. No obstante esto no molesta demasiado ya que por otra parte estamos observando constantemente la creación de un mundo con vida propia.

La maestría de Jean Marie no se halla tan solo en sus profundos conocimientos de La Edad de Hielo, sino que su calidad como escritora es indudable:

Zelandoni tiene razón – pensó -. Si los hijos de la Tierra llegan a olvidar quién les da el sustento, podemos despertar algún día para descubrir que no tenemos hogar.

O también se puede ver en este pasaje:

(…) y su tocón era una cicatriz viva en las sombras  de la tierra enmudecida del bosque.

Esta calidad a la hora de las descripciones y de la emisión de sentimientos genera unos personajes muy bien dibujados con los que pronto el lector crea un vínculo muy especial. Sabemos cuándo un personaje va a sentirse de una manera u otra nada más ocurrir las acciones; les conocemos muy bien. Esta maestría también puede verse en las escenas más sensuales del libro. La novela tiene constantes referencias al sexo -como es normal- pues el mundo arcaico era un mundo donde el sexo formaba parte de la sociedad visible, como el comer. Sus habitantes no tenían miedo alguno de realizar el sexo y darse placer mutuo en cualquier situación. Por ello las descripciones en los pasajes sexuales son increíbles. Pocas veces he disfrutado tanto de sexo narrado. La importancia del sexo se ve muy bien reflejada en este libro.

Si tengo que hacer una comparación con su predecesor diría que me ha gustado más, pero pese a pertenecer a una misma saga de libros son dos novelas bastante distintas. Esta segunda parte a mi parecer pierde en credibilidad -a continuación hablaré de ello- pero gana en narratividad. El anterior libro se asemejaba más a un documental escrito, la vida de un clan de neandertales en el cual se ha colado una homo-sapiens, que a una novela histórica, género en el que se enmarca «Los hijos de la tierra». En esta novela ocurren infinidad de cosas más que en la anterior pese a su lentitud narrativa, y se agradece. Este libro se siente más novela y por ello atrae más al posible lector. Se crea en ciertos pasajes suspense y expectación, algo que se echa de menos a veces en «El clan del oso cavernario».

En cuanto a lo de la credibilidad creo que se pierde por varias razones. Las conversaciones se sienten demasiado fluidas y superfluas en los homo sapiens. Estoy de acuerdo con que pese a su arcaísmo estas personas sentían y padecían de lo mismo que nosotros, pero ciertas bromas y conversaciones me parecen demasiado actuales como para encajar del todo bien en un ambiente así. La doma de caballos puede encajarme en una época así, quizás existió tan temprano, pero no me encaja la domesticación de un terrible león cavernario, y mucho menos la doma y monta del mismo, algo que sí ocurre en la novela. Tampoco me parece muy realista que una yegua y un león convivan plácidamente en la misma caverna. Pero pese a estos puntos menos realistas la obra conserva un influjo muy verosímil en todo lo demás; los veo realmente como métodos de crear una narrativa y mundos más entretenidos.

Quizás la otra pega que encontré en el libro es muy específica, pero que me dejó extrañado. Pese a que el viaje de los dos hermanos se narra con cuidado y pausa en el principio de la novela, el encuentro entre estos y Ayla, además del viaje -les separan miles de kilómetros todavía- creo que la autora quiere hacerlo demasiado deprisa. Se nota mucha diferencia entre lo pausado de la primera parte de la novela -descripción de paisajes, gentes, animales- frente a lo raudo en el encuentro fortuito de los protagonistas. Era necesario, pero muy rápido. Además, aunque no es una pega, cada capítulo alterna los puntos de vista de los hermanos y Ayla, y desde muy pronto se sabe que el destino final de ellos es juntarse en algún punto de la novela, algo que resta expectación al libro.

Recomiendo mucho esta saga, pero no os voy a engañar; es dura. Aunque te enganches a los libros y leas a diario varias horas cuesta leérselos. Son libros que sobrepasan las 600 páginas, además de tener una letra pequeña. Pero merece la pena y mucho. 8/10

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Reseña «La rima del viejo navegante» -y otros poemas- (Samuel Taylor Coleridge)

Reseña «La rima del viejo navegante» -y otros poemas- (Samuel Taylor Coleridge)

Hay clásicos de la literatura que debes leer. En este caso, si te gusta la poesía, el que voy a analizar es uno de ellos. Una de las obras cumbre de la literatura inglesa, creada por uno de los poetas más importantes de la literatura anglosajona en uno de los movimientos más trascendentales de la literatura universal, el Romanticismo. La rima del viejo navegante contiene todos los elementos típicos y que marcan al Romanticismo, y es un poema que servirá de influencia a otros escritores venideros.

Empezando con el análisis, me gustaría empezar poniendo unos versos que me parecen muy paradigmáticos de lo que se trataría este largo poema.

Her beams bemocked the sultry main,
Like April hoar-frost spread;
But where the ship’s huge shadow lay,
The charmèd water burnt alway
A still and awful red.
Sus rayos engañaban las bochornosas aguas
como la pálida escarcha que en abril se extiende;
pero donde llegaba la inmensa sombra de la nieve quita,
las maléficas aguas seguían ardiendo
con quietos y terribles resplandores rojizos.
Maleficio, naturaleza misteriosa, rayo de luna, desesperación. Lo tiene todo. Yendo al tema del poema, este trata sobre un anciano marinero que, junto a su tripulación, viaja hacia el polo sur y, una vez llegados a punto tan exótico, inicia su viaje de regreso. Cuando se encuentran de regreso, un albatros, símbolo y representante de Dios en ese viaje tan peligroso, acompaña al barco junto a una brisa que les dirige directos de vuelta a casa. Pero en un momento de locura transitoria, el anciano marinero, odiando esa estampa de buenaventura, asesina al querido albatros mediante una ballesta. Todo serán desdichas entonces para la tripulación, que no conseguirá volver al hogar hasta pasados varios días.
Algunos ven este poema como una representación metafórica del sentimiento de culpa del autor, Samuel Taylor Coleridge. Hombre con constantes problemas con el alcohol que podría estar fielmente representado por ese anciano marinero que decide acabar con el símbolo de libertad del resto de las personas. Ese sentimiento de culpa, arrepentimiento y miedo por lo hecho es capaz de captarlo a la perfección en algunos versos, como los siguientes:
One after one, by the star-dogged Moon,
Too quick for groan or sigh,
Each turned his face with a ghastly pang,
And cursed me with his eye.
Uno tras otro, bajo la luna escoltada por la estrella,
sin tiempo para gemir o suspirar,
todos fueron volviendo su rostros hacia mí con una angustia horrible,
y me maldijeron con la mirada.
No obstante, y bien enlazado y en consecuencia con la profunda religiosidad de los autores ingleses, al final siempre hay esperanza si se cree en Dios o se tiene fe en él, aunque siempre con un castigo de por medio. En este caso el castigo del viejo marinero sería el de relatar eternamente las vivencias, y los oyentes dando igual el compromiso que tengan, se quedarán ensimismados en su narración, como si se tratase en un auténtico encantamiento.
Es un poema largo del que se puede opinar y analizar largo y tendido, pero debido a que hay varios poemas más en esta colección, no quiero entretenerme demasiado. Por último añadir que Espronceda pudo utilizarlo como influencia en su Canción del pirata, pero llevando el Romanticismo depresivo y de muerte al exaltado y de libertad.

Me quiero centrar ahora en el poema que más me ha llamado la atención de esta colección, Cristabel.
Este poema, más reducido en extensión que el anterior, trata de cómo una joven, la cual da título al poema, vagando por el bosque en busca de ausencia de recuerdos por la partida de su enamorado, se encuentra con una bella dama que ha sido molestada por cinco jóvenes. En un ejemplo de solidaridad con la dama, de nombre Geraldine, ambas vuelven juntas al dormitorio de la primera, pero cuando se disponen a introducirse en el lecho, Cristabel descubre una deformidad en el cuerpo de Geraldine, y antes de poner hacer nada, cae rendida ante sus encantos.

En el poema se encuentra una de las primeras apariciones del vampirismo en la literatura inglesa según los estudiosos. A mi parecer no es tan claro que sea una vampira, o no al menos la imagen que tenemos en la actualidad de vampiro, pero sí se ve claramente que es un ser, cuanto menos, endemoniado. Aparecen a su vez ciertos indicios de lesbianismo y, según la crítica, feminismo -quizás la acción de las dos mujeres de huir del destino zanjado por el padre de una y de la victoria del ser endemoniado sobre los demás-.

Junto a este lesbianismo, como no, encontramos bastante sexualidad -entendiéndola en la época por supuesto- a lo largo del poema:

Like one that shuddered, she unbound
The cincture from beneath her breast:
Her silken robe, and inner vest,
Dropt to her feet, and in full view,
Behold! her bosom – and her side

Como si se estremeciera, desató,
el cinturón que rodeaba su talle:
el traje de seda, la camisa interior,
cayeron a sus pies, y bien a la vista,
¡contemplad!, su pecho y parte del costado.

Este poema se encuentra inconcluso, y no queda muy claro lo que pasa al final. Lo que sí parece es un triunfo del ser endemoniado sobre los intentos de Cristabel por avisar a su padre de el verdadero ser que se esconde tras la bella funda que es Geraldine.

Adentrándonos en otro poema, Helada a medianoche es bastante personal. El poeta se encuentra en mitad de la noche despierto, y junto a él su niño, dormido tranquilamente en la cuna. Salen de su interior versos de recuerdos del pasado y de admiración hacia el presente. Es el poeta más personal, amante de su familia, que observa como su pequeño hijo crece. En este poema he visto unos versos que me han encantado:

Therefore all seasons shall be sweet to thee,
Whether the summer clothe the general earth
With greenness, or the redbreast sit and sing
Betwixt the tufts of snow on the bare branch
Y así, todas las estaciones serán exqusitas para ti,
ya vista el verano a toda la tierra
de verdura, o ya el petirrojo se recoja para cantar
entre los copos de nieve sobre la rama desnuda.
En Abatimiento: oda, otro poema, las preocupaciones del poeta son notables. Se basa en una antigua creencia por la cual si la luna Nueva, en su circunferencia tiene visible la luz de la luna, significa que viene tormenta. Relaciona esto con la imaginación, el motor de su vida, y como esta va desapareciendo:
‘Tis midnight, but small thoughts have I of sleep:
Full seldom may my friend such vigils keep!
Visit her, gentle Sleep! with wings of healing,
and may this storm, be but a mountain-birth
Es medianoche, pero en l oque menos pienso yo es en dormir:
¡Que no tenga que pasar muchas veces mi amiga estas vigilias!
Visítala, dulce sueño, con alas sanadoras,
y que se quede esta tormenta en un parto de los montes.
En Epitafio se ve a un poeta pensando ya en el día de su muerte. Pide a los demás que recen por él, pues ya se ve morir. Sabe que no tiene futuro y su mejor idea es dejar una especie de poema – epitafio para que los demás lean lo que el poeta quiere. Dejo aquí el poema entero pues apenas son ocho versos:
Stop, Christian passer-by!—Stop, child of God,
And read with gentle breast. Beneath this sod
A poet lies, or that which once seemed he.
O, lift one thought in prayer for S. T. C.;
That he who many a year with toil of breath
Found death in life, may here find life in death!
Mercy for praise—to be forgiven for fame
He asked, and hoped, through Christ. Do thou the same!
¡Detente, cristiano caminante! ¡Detente, hijo de Dios,
y lee con manso pecho! Bajo esta tierra
descansa un poeta o eso que una vez lo pareció.
¡Oh, eleva una meditación en plegaria por S. T. C.;
aquel que muchos años con esfuerzo alentando
encontró la muerte en vida, pueda aquí encontrar la vida en la muerte!
Misericordia por la loa: que sea perdonado por la fama
que pidió y esperó, por medio de Cristo. Haz tú lo mismo.
Grandes poemas de uno de los mejores poetas de la literatura anglosajona. Si os interesa la poesía, es una buena elección. Sorprendéntemente los originales ingleses son bastantes fáciles de leer. En ocasiones hay poemas en los que no hace falta apenas ayudarse de la traducción española para seguirlos con facilidad. 8/10
Reseña de «Faranheit 451» (Ray Bradbury)

Reseña de «Faranheit 451» (Ray Bradbury)

Como en todas las reseñas aviso de los posibles spoilers que puedan aparecer en ella. Dicho esto.

De entre las tres grandes distopías del siglo XX, que incluirían a Un mundo feliz de Aldous Huxley, 1984 de George Orwell y, esta que ahora me encuentro reseñando, Faranheit 451 de Ray Bradbury, ya tengo un top 3 bastante bien forjado. Para mi sorpresa, la novela que pensaba que menos me iba a convencer, Faranheit 451, se ha colocado en segundo lugar muy cerca a 1984. Un mundo feliz, no sé por qué, pese a parecerme una gran novela, no termina de convencerme. Pero en esta reseña estoy hablando de una novela en exclusiva:

Posiblemente, de entre todas las distopias que he podido leer, Faranheit 451 es la que nos acerca a un mundo desastroso de forma más valida y realista. Que nos llenen de un placer irrisorio -soma- me parece incluso demasiado bonito, que un régimen fascista consiga mantenernos controlados gracias al Gran Hermano, poco original, ya ha ocurrido y ocurre en algunos países, pero que sea la propia cultura la que desfallezca, convirtiéndose en un producto carente de sentido -con todo lo que ha significado a lo largo de nuestra historia- es simplemente magistral. Somos nosotros mismos, con los avances tecnológicos y la obsesión con la falsa oportunidad -asegurar una y otra vez que todos somos iguales, malinterpretando esto con que todos merecemos las mismas oportunidades, que a mi parecer sí las merecemos, otra cosa es que unos puedan aprovecharlas mejor que otros-, crear una sociedad completamente vacía, sin preocupaciones. Una sociedad totalmente enferma, donde el índice de suicidios es inmenso, pero unos suicidios que sus actores desconocen el motivo. Se sienten tristes pero no llegan a saber por qué. Somos nosotros con nuestra prisa por hacer todo de forma más rápida gracias a la tecnología los que simplificamos el mundo a paredes, especie de televisión en la novela, donde unos extraños, sin dejar de hablar, no nos dicen nada. La gente ha olvidado cómo eran las estrellas, ¿qué necesidad tienen de mirarlas si el observarlas no suplen una necesidad inmediata? Comer, dormir, y de vez en cuando, el placer que ellos dicen que es el adecuado.

Es un mundo como el actual, o que al menos se le asemeja en gran parte, y eso me encanta. Parece que la peor distopia podría ser perfectamente el mundo en el que vivimos plácidamente. Casas totalmente informatizadas, donde en los medios de comunicación se transmite contenido carente de significado, palabras sueltas que tan solo buscan entretener. Cada vez menos palabras (Twitter, redes sociales), más imágenes (Instagram), se desea que todo cale en las personas rápidamente, con imágenes y contenido sensacionalista, pero no que las personas reflexionen, porque claro, reflexionar precisa de conocer, aunque sea en escasa cantidad, el mundo que nos rodea, y en la novela, de forma muy inteligente, el autor nos indica que conocer lo que nos rodea es conocer la miseria que nos rodea, y esa sociedad distópica ha optado por mantener fuera de la reflexión a sus habitantes, haciéndoles con ello, falsamente, felices.

El final es muy inteligente. Personas con profesiones tan curiossas como la de antiguos profesores, editores, escritores, que no se arriesgan a mantenerse en las sombras en la ciudad y huyen, decidiendo convertir sus mentes en bibliotecas móviles. Se saben de memoria libros, y quieren sobrevivir a la guerra porque saben que ese conocimiento que guardan dentro, en algún momento, posiblemente el de la miseria, llenará de esperanzas a los que alguna vez denostaron la cultura. Saben que no son peligrosos para el gobierno de la ciudad; no tienen libros que les recriminen, ellos son los libros. Al final el protagonista, sin querer, descubre que en su interior descansan plácidamente todas las palabras, una por una, de un libro de la Biblia, y comprende la maestria, pero eso sí, también la paciencia, que requiere el plan de esos curiosos vagabundos que le auxilian en su huida apoteósica de la ciudad -que ejemplifica muy bien esa sociedad-.

¡Claro! ¿Por qué no lo habían hecho antes? ¿Por qué, en todos los años, no habían intentado aquel juego? ¡Todos arriba, todos afuera! ¡No podía pasar inadvertido! ¡El único hombre que corría solitario por la ciudad, el único hombre que ponía s us piernas a prueba!
—¡A la cuenta de diez! ¡Uno! ¡Dos!
Montag sintió que la ciudad se levantaba.
—¡Tres!
Montag sintió que la ciudad se dirigía hacia sus millares de puertas.
¡Aprisa! ¡Una pierna, la otra!
—¡Cuatro!
La gente atravesaba sus recibidores.
—¡Cinco!
Montag sintió todas las manos en los pomos de las puertas. El olor del río era fresco y semejante a una lluvia sólida. La garganta de Montag ardía y sus ojos estaban resecos por el viento que producía el correr. Chilló como si el grito pudiera impulsarle adelante, hacerle recorrer el último centenar de metros.
—¡Seis, siete, ocho!
Los pomos giraron en cinco millares de puertas.
—¡Nueve!
 Montag se alejó de la última fila de casas, por una pendiente que conducía a la negra y móvil superficie del río.
—¡Diez!
Las puertas se abrieron

En cuanto a las conversaciones y las reflexiones de los personajes, no pueden ser mejores. De todas ellas me quedo con la conversación del protagonista con el jefe de bomberos, Betty, completamente excepcional. Es para leerla una y otra vez. La voz del autor sobresale de la de los propios personajes, y se nota. Los personajes están extremadamente bien dibujados, posiblemente uno de los libros en los que mejor los he visto caracterizados. No hay una conversación baladí, incluso aquellas correspondientes a los personajes más reaccionarios y poco pensantes indican lo vacio de sus cerebros. Aquí un extracto de la conversación que menciono más arriba:

Los clásicos reducidos a una emisión radiofónica de quince minutos. Después, vueltos a reducir para llenar una lectura de dos minutos. Por fin, convertidos en diez o doce líneas en un diccionario. Claro está, exagero. Los diccionarios únicamente servían para buscar referencias. Pero eran muchos los que sólo sabían de Hamlet (estoy seguro de que conocerás el título, Montag. Es probable que, para usted, sólo constituya una especie de rumor, Mrs. Montag), sólo sabían, como digo, de Hamlet lo que había en una condensación de una página en un libro que afirmaba: Ahora, podrá leer por fin todos los clásicos. Manténgase al mismo nivel que sus vecinos. ¿Te das cuenta? Salir de la guardería infantil para ir a la Universidad y regresar a la guardería. Ésta ha sido la for mación intelectual durante los últimos cinco siglos o más.

Hay unas cuantas ideas interesantes que llaman a leer más y más el libro: bomberos que preparan incendios, que han dado la vuelta al completo a su función original. Por lo tanto vemos la aparición de mangueras que lanzan fuego o coches de bombero en forma de salamandra, que más que tranquilizar a la población la aterrorizan. De héroes salvadores a destructores de vidas. Es también interesante ver como Bradbury fue capaz de vislumbrar la vida de el siglo XXI a mediados de los años 50. Si bien su década comenzaba a gustar de lo vano y tonto, ve muy bien como la tecnología supera al ser humano. Habitaciones aisladas del exterior, insonorizadas, que debido a los medios de transporte, son un tumulto de ruido y movimiento. Salones donde las televisiones se han convertido en las paredes y donde los programas de televisión enseñan muertes, series de ficción de relaciones sociales y noticieros que apenas informan.

También, a mi parecer hay cosas menos interesantes, que no llamaré fallos porque sería demasiado atrevido: el perro mecánico me pareció un poco fuera de lugar, incluso algo infantil. Está bien la idea de algo mecanizado ayudando a las fuerzas del orden; es algo que siempre hemos pensado que ocurrirá en el futuro. Pero esta forma, un perro robot, me parece demasiado de cine B. Bradbury intenta rodearlo de una atmósfera terrorífica y a mí no me termina de convencer. Me imaginaba otro tipo de ser mecánico ayudando a los bomberos, como pudiera ser un androide o algo semejante. También he visto el personaje de Clarisse bastante desaprovechado. A fin de cuentas, esta pequeña adolescente es una de las que abre los ojos del todo a Guy Montag, el protagonista, y con sus frases se gana al lector. Una especie de adolescente sabia que conoce todas las fragilidades de la sociedad. Y parece que es algo que tampoco le gustó al propio autor, ya que afirmó que el cambio en la película de 1966, por el cual la joven acababa sobreviviendo, le gustó más que el final que tuvo la joven en la novela -atropellada por un automóvil hacia mitad de la misma-.

Una de las grandes novelas de la literatura universal, que creo, tiene su fama bien merecida. Una lectura obligada para toda aquella persona que le guste leer calidad. No demasiado extenso, bien medidos los ritmos, que te hace pensar, y sobre todo, te hace ver lo fácil que es engañarnos. Un libro prácticamente perfecto.

9.5/10